martes, 1 de noviembre de 2011

EL 15-M... ¿un movimiento anticapitalista, un proyecto de autonomía? - Carlos Taibo.



53. ¿TIENE SENTIDO IMAGINAR QUE EL MOVIMIENTO SE CONVIERTA EN UNA ACTIVA RED DE AUTOGESTIÓN QUE DESPLIEGUE UN ORGULLOSO PROGRAMA ANTICAPITALISTA?

Hay un cuarto y último horizonte, que es el que al autor de estas líneas le gustaría que cobrase cuerpo. Remite a la consolidación de una activa fuerza social que, desde perspectivas orgullosamente asamblearias y anticapitalistas, antipatriarcales, respetuosas de los derechos de las generaciones venideras e internacionalistas, apueste por la autogestión generalizada e inevitablemente se abra a las aportaciones que deben llegar de sectores de la sociedad que todavía no han despertado. Esa fuerza, que habría de acoger en su seno, claro, al movimiento obrero que todavía planta cara al sistema, provocaría probablemente el alejamiento de una parte de quienes en inicio se incorporaron a manifestaciones y acampadas.

Son dos los argumentos que pueden aportarse en provecho de la materialización de este cuarto horizonte: si, por un lado, en muchas de las asambleas realizadas hasta hoy se han revelado por igual una sorprendente madurez y una más que razonable radicalidad en los enfoques -se ha pasado a menudo, y retomemos un argumento ya utilizado, de la contestación de la epidermis que suponen la corrupción y la precariedad a la del corazón del capitalismo, la explotación y la alienación-, por el otro, y tal y como se ha señalado unos párrafos más arriba, hay que dar por descontado que nuestros gobernantes van a seguir en sus trece, esto es, no van a modificar un ápice el guión de sus políticas. El hecho de que hayan decidido morir al servicio del capital mueve audazmente, en otras palabras, nuestro carro. Y es que ni siquiera en estas horas parecen haberse percatado de lo que está ocurriendo: su sumisión a la codicia de un@s poc@s ha hecho que much@s más de los que esperaban empiecen a hacerse las preguntas pertinentes. Su gigantesco montaje, que tan eficiente nos parecía, se ha desmoronado, siquiera solo sea parcialmente, en unas pocas semanas. Así los hechos, y aunque l@s escéptic@s no faltan, obligado parece recordar -volvamos sobre el argumento- que el escenario en el que nos movemos es claramente preferible al que se hacía valer el 14 de mayo.
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