lunes, 26 de diciembre de 2011

ENTREVISTA con Jorge Riechmann (17/11/2011)



Jorge Riechmann es Profesor titular de la Filosofía Moral en la Universidad Autónoma de Madrid, poeta y escritor. Ex director del Observatorio de la Sostenibilidad en España fue también responsable de biotecnologías y agroalimentación en el Departamento Confederal de Medio Ambiente de Comisiones Obreras.

Hablamos con él durante el transcurso de las Jornadas Científicas Internacionales sobre Transgénicos celebradas en Madrid el 10 y 11 de Noviembre.  Las Jornadas organizadas por Amigos de la Tierra, Greenpeace, CECU, COAG, Plataforma Rural y Ecologistas en Acción abordaron la problemática de los transgénicos (OMG) en sus diferentes ámbitos: científico, agrícola, medioambiental y de la salud. Los ponentes, en su mayoría científicos, mostraron su preocupación por los OMG y el papel de España en su comercialización.

España es el único país de la UE en el que se cultivan transgénicos a escala comercial. En 2011, según el Ministerio de Agricultura, unas 97 mil hectáreas de un maíz modificado genéticamente de la empresa multinacional Monsanto, el MON810. Una de las conclusiones a las que han llegaron los ponentes  es que el cultivo de los transgénicos al aire libre supone un grave peligro para la salud y el medio ambiente dado que su empleo es totalmente diferente del que se realiza en laboratorios. El catedrático de de biología molecular de la Universidad de Caen, Gilles Seralini, señaló que los mecanismos de evaluación de riesgo previos a la liberación de un transgénico no están diseñados para proteger ni la salud, ni el medio ambiente.

Por su lado, la doctora en ciencias biológicas, Mª del Carmen Jaizme, aseguró que los microorganismos del suelo también son víctimas de los cultivos transgénicos, y por lo tanto afecta a la fertilidad del suelo y a la alimentación.

Periodismo Humano: En las Jornadas los expertos han hablado de la necesidad de, entre otras cosas, contar con una legislación menos permisiva con los OMG y de lo necesaria que es la presión ciudadana para ello. ¿Comparte esta preocupación?.
J.R: Hay que situar los transgénicos en un contexto más amplio que el sanitario. El sistema agrario que tenemos es insostenible y los transgénicos son una parte de esa insostenibilidad y de esa injusticia. Tenemos que intentar alimentarnos de otra forma y eso quiere decir buscar en los ámbitos en que podemos la agroecología, alimentos de proximidad y dietas mucho menos ricas en carne y en pescado.

PH: Algunas criticas a los alimentos ecológicos, como la formulada por José Miguel Mulet (dirige el laboratorio de crecimiento celular y estrés abiótico del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas del CISC) señalan que el sello de agricultura ecológica no hace referencia a la calidad o sanidad sino a la procedencia.
J.R: Los alimentos que proceden de la agricultura y ganadería ecológica son en su conjunto más seguros y más sostenibles que las otras opciones sostenibles, pero eso no quiere decir que no se puedan hacer las cosas mejor. Además, el hecho que un alimento sea ecológico con etiqueta de un consejo regulador o siguiendo los reglamentos europeos no lo es todo, la cuestión de que los alimentos sean locales tiene una importancia enorme. No porque sean ecológicos son necesariamente locales.
PH: En ocasiones ha citado al astrónomo Martin Rees, quien afirma que “la probabilidad de que nuestra actual civilización sobreviva hasta el final del presente siglo no pasa del 50 por ciento”
J.R.:Yo diría que el 50 por ciento es demasiado. No lo digo solo yo. Es la Agencia Internacional de la Energía (EAI, por sus siglas en inglés) la que está diciendo que hay apenas un margen de cinco años para contener lo peor de un cambio climático grave y descontrolado que se lleve por delante todo lo que llamamos civilización . Con eso la EAI lo que está haciendo es recoger lo que llevan años diciendo el IPPC, los climatólogos y científicos naturales que saben de qué va el asunto.

martes, 13 de diciembre de 2011

"RESISTIR EN TIEMPOS DE CRISIS". III CHARLA POPULAR


"RESISTIR EN TIEMPOS DE CRISIS: CUANDO LA RESISTENCIA SE CONVIERTE EN OBLIGADO ESTILO DE VIDA ES POSIBLE QUE ESTEMOS LLEGANDO A UN PUNTO DE NO-RETORNO". CHARLA-DEBATE CON ROMÁN REYES, PENSADOR IRREVERENTE, VAGO Y MALEANTE. 

VIERNES 16 DE DICIEMBRE, A LAS 19:00. EN LA SALA METÁFORAS. C/ PAPAGAYO, 8. <M> ABRANTES.  

 

No sabemos si lo que realmente nos mueve, los objetivos que perseguimos, es tan sólo un cambio de protagonismos o, por el contrario, de sistema.

No lo sabemos porque, a pesar de Nietzsche, todo sistema sigue siendo un sistema de más. Porque cualquier sistema terminará (a menudo, sin pretenderlo) identificándose con la voz del jefe. Y si ese jefe se convierte en absoluto su palabra es “la” realidad. Jamás proyecto o invitación para transformar el mundo.

No hay revuelta, a mi modo de entender, si no devaluamos antes, si no neutralizamos, las estructuras de poder tradicionales. Y las relaciones (negativamente resistentes) de la ciudadanía con esas estructuras de poder.

Hablar de resistencia es hablar de responsabilidad. El discurso de la acción se legitima como discurso resistente si el impacto en las conductas y en la organización es evidente. […]

La crisis es un descriptor-trampa. Es un recurso institucionalmente registrado para ocultar lo obvio: la inversión de valores y el despilfarro de recursos.

La crisis es un descriptor per-verso. Cuando se invoca como pre-texto se nos niega la re-visión de lecturas y se nos impone una con-versión de valores no rentable.

La crisis es un descriptor trans-vertido. Se utilizan los media para llamar sub-versión a cualquier estrategia de defensa que suponga repliegue o no-colaboración. Se nos llama intro-vertidos cuando denunciamos la brutal re-visión a la que se somete una escala de valores mínimamente sostenible.

Se nos hace creer que vamos hacia alguna parte diferente, cuando se nos niegan recursos y se nos roban los medios para ponernos en camino.


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MAÑANA, CADÁVERES, gozaréis - Jesús Ibáñez



Para aglutinar a los seres humanos, la ideología les dirige siempre el mismo mensaje: «Mañana, cadáveres, gozaréis». Esto es: les propone el intercambio de un hecho por un dicho. Así se nos invita a renunciar al goce, para que el Otro (Dios, los políticos, los capitalistas) goce en lugar de uno.

Cuando Dios era el punto fijo trascendente, el mensaje era religioso: intercambio de un sufrimiento real en vida por un goce imaginario después de muertos. Cuanto más suframos en este mundo, más gozaremos en el otro. El discurso religioso ha teñido con sangre de mártires los campos de la historia. Cuando a Dios, señor de la muerte, le sucedió el Estado, señor de la vida, quedó censurada la dimensión sagrada vivos/muertos. El mensaje profano que siguió al mensaje sagrado era «mañana gozaréis». Un intercambio del sufrimiento real en el presente por un goce imaginario en el futuro. Un mensaje político: la política -ha dicho Serge Leclaire- es el goce en estado de promesa. «Después de la dictadura del proletariado vendrá el comunismo», dicen allá. «Después de la modernización, vendrá el cambio», dicen acá. El discurso político ha teñido con sangre de héroes los campos de la historia.

El discurso político produce por degeneración dos discursos complementarios. Si censuramos la dimensión goce/sufrimiento, sólo queda «mañana»: es el mensaje tecnocrático (que aquí y ahora adopta la figura de la modernización). Un futuro vacío prometido a cambio de un presente perdido. Cualquier futuro es mejor que cualquier presente: no importa a dónde vamos, lo que importa es lo deprisa que vamos. En eso queda el discurso político cuando le quitamos su dimensión utópica. Si censuramos la dimensión presente/futuro, sólo queda «gozaréis»: es el mensaje publicitario (un goce reducido a decir que se goza). Eros reducido a Logos. El mensaje publicitario ofrece un intercambio sin más del sufrimiento real por un goce imaginario. Dos discursos complementarios: el discurso tecnocrático es el palo, el discurso publicitario la zanahoria. Convergencia de un palo real y una zanahoria imaginaria.

Los mensajes religioso y político nos enfilaban hacia objetivos ideales: la Salvación, la Revolución (o el Progreso). El mensaje publicitario nos enfila hacia objetos reales. La ideología se reabsorbe. El premio por consumir es consumir.

EUROPA, SIGLO XX: Filosofías de la Resistencia - Román Reyes (2006)




OTROS POSIBLES TÍTULOS:

Más allá de la modernidad: el pensamiento inestable
Poner cosas a los nombres: tras las huellas de lo incierto
Arriesgada modernidad: sobre ficciones y sobornos
Juegos prohibidos y modernidad laica: incierto objeto de deseo
Textos intempestivos: la insoportable agonía de la razón moderna

0. Para reivindicar un oficio y conseguir que lo ejerza he terminado cediendo: he aprendido a poner los nombres correctos a las cosas, a aquellas a las que se concede autonomía tal para existir por sí mismas. Como mis cosas lo son en la medida que burlo los canales institucionales de nominación y distribución, y ya que no puedo verificar la correspondencia más allá de mi propio interés, me es imposible atribuir a las cosas que produzco nombres que circulen. Como es el caso de este curso.

Tal vez, al principio, en el origen (de las cosas, que a menudo confundimos con el origen del discurso) se generen palabras menos equívocas. Y al principio, sin duda en mi caso, sólo existe la confusión que se instala, bajo forma de interdicción, en las encrucijadas, en los puntos de intersección de la red. Se me permita o no seguir habré de saberme después un perdido que, como recurso último de protección o defensa, recupera su afonía originaria. Por lo que, cansado de asignar los mismos nombres a cosas diferentes, he invertido el proceso. Ahora me preocupa mucho más resolver mi propio enigma: cómo poner cosas a los nombres, sin que las cosas dejen de ser cosas.

Como los títulos son sólo recursos de mercado, disculpas académico-intelectuales para que a uno le den licencia para pensar, opto por cualquiera de los que figuran en cabecera. No me hago, por tanto, responsable de la frustración que en ustedes genere, si una vez dictados los textos de este curso no registran los efectos esperados. Pero eso también forma parte de mi secreto, porque es parte de mi estrategia.

TESIS DE FILOSOFÍA de la historia - Walter Benjamin



1
Es notorio que ha existido, según se dice, un autómata construido de tal manera que resultaba capaz de replicar a cada jugada de un ajedrecista con otra jugada contraria que le aseguraba ganar la partida. Un muñeco trajeado a la turca, en la boca una pipa de narguile, se sentaba a tablero apoyado sobre una mesa espaciosa. Un sistema de espejos despertaba la ilusión de que esta mesa era transparente por todos sus lados. En realidad se sentaba dentro un enano jorobado que era un maestro en el juego del ajedrez y que guiaba mediante hilos la mano del muñeco. Podemos imaginarnos un equivalente de este aparato en la filosofía. Siempre tendrá que ganar el muñeco que llamamos «materialismo histórico». Podrá habérsela -sin más ni más con cualquiera, si toma a su servicio a la teología que, como es sabido, es hoy pequeña y fea y no debe dejarse ver en modo alguno.

2
«Entre las peculiaridades más dignas de mención del temple humano», dice Lotz, «cuenta, a más de tanto egoísmo particular, la general falta de envidia del presente respecto a su futuro». Esta reflexión nos lleva a pensar que la imagen de felicidad que albergamos se halla enteramente teñida por el tiempo en el que de una vez por todas nos ha relegado el decurso de nuestra existencia. La felicidad que podría despertar nuestra envidia existe sólo en el aire que hemos respirado, entre los hombres con los que hubiésemos podido hablar, entre las mujeres que hubiesen podido entregársenos. Con otras palabras, en la representación de felicidad vibra inalienablemente la de redención. Y lo mismo ocurre con la representación de pasado, del cual hace la historia asunto suyo. El pasado lleva consigo un índice temporal mediante el cual queda remitido a la redención. Existe una cita secreta entre las generaciones que fueron y la nuestra. Y como a cada generación que vivió antes que nosotros, nos ha sido dada una flaca fuerza mesiánica sobre la que el pasado exige derechos. No se debe despachar esta exigencia a la ligera. Algo sabe de ello el materialismo histórico.

3
El cronista que narra los acontecimientos sin distinguir entre los grandes y los pequeños, da cuenta de una verdad: que nada de lo que una vez haya acontecido ha de darse por perdido para la historia. Por cierto, que sólo a la humanidad redimida le cabe por completo en suerte su pasado. Lo cual quiere decir: sólo para la humanidad redimida se ha hecho su pasado citable en cada uno de sus momentos. Cada uno de los instantes vividos se convierte en una cita À I'ordre du jour, pero precisamente del día final.

4
Buscad primero comida y vestimenta, que el reino de Dios se os dará luego por sí mismo.
HEGEL, 1807.

La lucha de clases, que no puede escapársele de vista a un historiador educado en Marx, es una lucha por las cosas ásperas y materiales sin las que no existen las finas y espirituales. A pesar de ello estas últimas están presentes en la lucha de clases de otra manera a como nos representaríamos un botín que le cabe en suerte al vencedor. Están vivas en ella como confianza, como coraje, como humor, como astucia, como denuedo, y actúan retroactivamente en la lejanía de los tiempos. Acaban por poner en cuestión toda nueva victoria que logren los que dominan. Igual que flores que tornan al sol su corola, así se empeña lo que ha sido, por virtud de un secreto heliotropismo, en volverse hacia el sol que se levanta en el cielo de la historia. El materialista histórico tiene que entender de esta modificación, la más imperceptible de todas.

5
La verdadera imagen del pasado transcurre rápidamente. Al pasado sólo puede retenérsele en cuanto imagen que relampaguea, para nunca más ser vista, en el instante de su cognoscibilidad. «La verdad no se nos escapará»; esta frase, que procede de Gottfried Keller, designa el lugar preciso en que el materialismo histórico atraviesa la imagen del pasado que amenaza desaparecer con cada presente que no se reconozca mentado en ella. (La buena nueva, que el historiador, anhelante, aporta al pasado viene de una boca que quizás en el mismo instante de abrirse hable al vacío.

6
Articular históricamente lo pasado no significa conocerlo «tal y como verdaderamente ha sido». Significa adueñarse de un recuerdo tal y como relumbra en el
instante de un peligro. Al materialismo histórico le incumbe fijar una imagen del pasado tal y como se le presenta de improviso al sujeto histórico en el instante del peligro. El peligro amenaza tanto al patrimonio de la tradición como a los que lo reciben. En ambos casos es uno y el mismo: prestarse a ser instrumento de la clase dominante. En toda época ha de intentarse arrancar la tradición al respectivo conformismo que está a punto de subyugarla. El Mesías no viene únicamente como redentor; viene como vencedor del Anticristo. El don de encender en lo pasado la chispa de la esperanza sólo es inherente al historiador que está penetrado de lo siguiente: tampoco los muertos estarán seguros ante el enemigo cuando éste venza. Y este enemigo no ha cesado de vencer.

7
Pensad qué oscuro y qué helador es este valle que resuena a pena.
BRECHT: La ópera de cuatro cuartos.
Fustel de Coulanges recomienda al historiador, que quiera revivir una época, que se quite de la cabeza todo lo que sepa del decurso posterior de la historia. Mejor no puede calarse el procedimiento con el que ha roto el materialismo histórico. Es un procedimiento de empatía. Su origen está en la desidia del corazón, en la acedía que desespera de adueñarse de la auténtica imagen histórica que relumbra fugazmente. Entre los teólogos de la Edad media pasaba por ser la razón fundamental de la tristeza. Flaubert, que hizo migas con ella, escribe: «Peu de gens devineront combien il a fallu étre triste pour ressusciter Carthage». La naturaleza de esa tristeza se hace patente al plantear la cuestión de con quién entra en empatía el historiador historicista. La respuesta es innegable que reza así: con el vencedor. Los respectivos dominadores son los herederos de todos los que han vencido una vez. La empatía con el vencedor resulta siempre ventajosa para los dominadores de cada momento. Con lo cual decimos lo suficiente al materialista histórico. Quien hasta el día actual se haya llevado la victoria, marcha en el cortejo triunfal en el que los dominadores de hoy pasan sobre los que también hoy yacen en tierra. Como suele ser costumbre, en el cortejo triunfal llevan consigo el botín. Se le designa como bienes de cultura. En el materialista histórico tienen que contar con un espectador distanciado. Ya que los bienes culturales que abarca con la mirada, tienen todos y cada uno un origen que no podrá considerar sin horror. Deben su existencia no sólo al esfuerzo de los grandes genios que los han creado, sino también a la servidumbre anónima de sus contemporáneos. Jamás se da un documento de cultura sin que lo sea a la vez de la barbarie. E igual que él mismo no está libre de barbarie, tampoco lo está el proceso de transmisión en el que pasa de uno a otro. Por eso el materialista histórico se distancia de él en la medida de lo posible. Considera cometido suyo pasarle a la historia el cepillo a contrapelo.

Crisis (Teoría de la): Habermas / Offe - Blanca Muñoz




La "segunda generación" de la Escuela de Frankfurt plantea sobre el concepto de crisis el análisis del capitalismo post-industrial o neocapitalismo. Frente a la visión optimista neoliberal de la existencia de un mercado autónomo, los frankfurtianos consideran que en su fase actual, el capitalismo ha necesitado introducir la regulación estatal para continuar su pervivencia. El capitalismo tardío, entonces, es el que organiza el mercado utilizando al Estado como un mecanismo más. De manera que, según esto, los beneficios son adjudicados al mercado y las pérdidas son asumidas por el Estado. Por tanto, el Estado deviene en un mecanismo de equilibrio económico y social. Pero, las fluctuaciones y oscilaciones de la economía especulativa supondrán la existencia de una permanente y continua crisis. Crisis que es estudiada pormenorizadamente por Jürgen Habermas en su obra Problemas de legitimación en el capitalismo tardío y por Claus Offe en Contradicciones en el Estado del Bienestar.
 
 Para explicar adecuadamente el concepto de crisis neofrankfurtiano hay que referirse al examen que Marx hizo del desarrollo histórico capitalista. Para Marx, este desarrollo es inseparable del proceso de explotación. La dialéctica entre beneficio y explotación determina asimismo una dialéctica de conflictos y contradicciones no sólo económicos sino especialmente políticos, sociales y culturales. Y, aunque la infraestructura económica fue privilegiada por Marx en cuanto núcleo condicionante del resto de estructuras, lo cierto es que ya en el análisis marxiano se avanza una primera teoría de las crisis económicas del capitalismo. Y es aquí en donde en enlaza la "segunda generación" con la herencia teórica de Marx. 

   Ahora bien, si algo caracteriza a los neofrankfurtianos es su posición de síntesis entre diferentes tradiciones intelectuales. Habermas, en este sentido, es el mejor ejemplo de la búsqueda de una armonización entre el paradigma dialéctico y el paradigma analítico-funcional parsoniano. Su Teoría de la Acción Comunicativa sólo puede entenderse globalmente desde ese interés por ensamblar conceptos provinientes de teorías sociales y políticas que parecían inconciliables entre sí. Marxismo y parsonianismo estarían en esta situación. 

   Habermas, por tanto, recoge el significado de crisis del modelo marxiano que lo explica y entiende como crisis de integración social y, a la par, lo enlaza con el elaborado por Parsons y el Neofuncionalismo de Niklas Lühmann que describe los conflictos como procesos de crisis sistémicas. La conciliación entre integración social e integración sistémica que hace Habermas se referirá a la comprensión del concepto de crisis y desajuste en la sociedad de capitalismo tardío como consecuencia de la imposibilidad de asumir por y en las instancias institucionales y organizativas las demandas sociales y, al mismo tiempo, esa imposibilidad organizativa-institucional actuará de manera determinante sobre "el-mundo-de-la-vida"; es decir, se está ante una doble contradicción : la incapacidad del neocapitalismo para adaptarse a las necesidades de su población y, asimismo, la incapacidad de la población para poder adaptarse a los objetivos de una economía mundializada y cuyo funcionamiento se articula en la búsqueda especulativa de ganancias por parte de la transnalización de las empresas corporativas. 

   La dialéctica entre intersubjetividad y objetividad institucional es el hilo conductor de la perspectiva teórica de la "segunda generación". Sin establecer esta dialéctica entre lo psicológico y lo sociológico, el estudio de la sociedad de capitalismo tardío apenas supondría un paso adelante en relación a Marx. Mas, el capitalismo tecnológico se ha complejizado de manera que alcanza a todos los sectores de la existencia humana. Lo microsociológico referido al mundo subjetivo del sujeto ("el-mundo-de-la-vida") y a la cotidianidad se tienen que encuadrar en la dinámica de las grandes estructuras sociopolíticas. Habermas, pues, al diferenciar entre integración social aludirá a los procesos de socialización, mientras que por integración sistémica entenderá los rendimientos colectivos de autogobierno regulado; esto es, la articulación de las estrategias sociopolíticas que mantienen el sistema de intercambiosm económicos hegemónicos.

   Tanto para Habermas como para Offe,  las contradicciones entre integración social e integración sistémica son expresiones de la imposibilidad de autogobierno y resolución de problemas que tiene el capitalismo tardío y el Estado del Bienestar surgido de la economía keynesiana, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, y cuyo objetivo estaba en la evitación de conflictos sociales. Si el sistema quiere seguir conservando sus límites, pese a la mayor complejidad, todo el sistema se hace inestable. Y es en este punto en donde Habermas y Offe sitúan su concepto de crisis: en la inestabilidad e ineficacia de este modo económico para asumir y aceptar sus contradicciones. A continuación se expondrán las dos posiciones -la de Habermas y Offe- y, pese a sus diferencias, se verá que no sólo son complementarias sino también coincidentes.

jueves, 1 de diciembre de 2011

SOCIEDAD COSMOPOLITA: Estrategias EuroMed de intervención y participación - Román Reyes (2008)




Resumen.- Más allá de la modernidad y una vez documentadas y asumidas las contradicciones que le han sido inherentes, instalados ya en el Siglo XXI se impone afrontar ahora un reto: mirar hacia delante. Es hora, por tanto, en recientes palabras de Eric Hobsbawm, de “relajar el ambiente mediante la aplicación de la razón y el sentido común, manteniendo al mismo tiempo un firme compromiso a favor de un gobierno para personas –para todas las personas, ricas y pobres, tontas y listas, informadas e ignorantes- y a favor de que se les consulte y procure su consentimiento”. Mirando hacia delante la tarea es compleja, como complejo el tipo de compromiso que intelectuales y políticos hayan de asumir, si, de verdad, se proponen resolver los recurrentes temas de nuestro tiempo: cómo entender los conflictos emergentes para que sea posible la paz sin necesidad de recurrir a la intervención armada. En lugar de guerras preventivas, habría que pensar entonces en modelos de estabilidad y equilibrios preventivos. Es, sin embargo, imposible resolver el dilema si antes no resolvemos los conflictos –más reales que teóricos- que tienen como justificación o referentes modelos de nacionalismos o imperios, apuntalados en descriptores mítico-teóricos o en discursos que, más allá de su demostrable vigencia, perpetúan los mass-media a través de sus gestores. En una sociedad, definitivamente cosmopolita, se impone diseñar eficaces estrategias de intervención y participación. Especialmente en y para el espacio euro-mediterráneo.

MARX Y EL marxismo frente a la crisis - Diego Guerrero (2003)


 
 
**EN VÍSPERAS DEL DÍA MUNDIAL CONTRA LA GUERRA**

I. Introducción
En abril de 2000, los estudiantes de Económicas de Somosaguas (UCM) organizaron un Seminario de una semana de duración, con profesores españoles de diversas universidades, y en el que la asistencia e interés de la gente más joven fue proverbial, como estuvimos de acuerdo en valorar todos los ponentes. El título genérico del seminario se refería a la "Economía crítica", y contó con la asistencia de los profesores Alfons Barceló, Carlos Fernández Liria y Diego Guerrero (sesión sobre la Teoría del valor); los profesores Xabier Arrizabalo y Montserrat Galcerán y el miembro del CAES (Centro de Asesoría y Estudios Sindicales) Agustín Morán (sesión sobre el Desempleo); los profesores Enrique Palazuelos y Jesús Albarracín (sustituido por enfermedad por Diego Guerrero) y el editor Carlos Prieto del Campo (sesión sobre Teoría y realidades de la crisis económica); y los profesores Ahijado y Martínez González-Tablas junto a Pedro Montes y Ramón Fernández Durán (sobre la cuestión de España y la Unión Europea).
Para las dos sesiones en que participé escribí unas "tesis" polémicas, con el ánimo de provocar la discusión, que luego fueron publicadas en la revista Laberinto, de la Universidad de Málaga. Aunque la participación de hoy versa sólo sobre la Teoría de la crisis que parte de la concepción de Marx, teniendo en cuenta que ésta no se puede entender sin partir de la Teoría laboral del valor, creo que puede tener interés reproducir aquí las 20 "tesis originales", pero seguidas cada una de ellas de un comentario y actualización.
 
II. Diez tesis polémicas sobre la teoría laboral del valor: segunda (1) versión (2003)
<<1. La filosofía de Marx es su Economía; no es ni el materialismo dialéctico ni el materialismo histórico, que no son ni filosofía ni ciencia, sino su teoría laboral del valor (Martínez Marzoa, 1983; Arteta, 1993; Fernández Liria, 1998), única teoría científica del valor mercantil coherente --es decir, no ecléctica (véase qué entiendo por eclecticismo, en Guerrero, 1997)-- que existe hasta ahora. En Marx, esta teoría está incompleta, por lo que debe ser completada, y lo ha sido parcialmente desde su muerte, no siempre por parte de los marxistas, y a veces en contra de los marxistas.>>
Comentarios a la tesis 1.
a. No se trata de enfrentar filosofía y economía ni de hacer una reivindicación corporativa. Marx hablaba de los economistas en tercera persona, y en su época una cosa eran los "economistas" (a los que no dudó en calificar a veces de "sicofantes del capital") y otra los "socialistas" (en el sentido amplio de todos cuantos se oponía al estado de cosas capitalista: comunistas, anarquistas, etc.). La excepción fue el prólogo de Miseria de la Filosofía, donde protestó, "como economista", de que Proudhon tuviera buena reputación como economista en Alemania (y como filósofo en Francia): ambas cosas se basaban en un malentendido, según Marx.
b. Los llamados "materialismo histórico" y "materialismo dialéctico" es mejor entenderlos como un estadio de la filosofía y la concepción del mundo que Marx atacó. Al menos desde la Revolución Francesa, había habido ya un montón de autores –filósofos, historiadores, economistas... burgueses— capaces de hacer una interpretación materialista, de clase, conflictual, etc., de la nueva sociedad. A Marx eso no le bastaba, y casi toda su actividad intelectual la dedicó a distinguir las ideas y las categorías que fue creando de las que habían surgido en el contexto de la izquierda avanzada europea.
c. Marzoa supone un paso adelante muy importante. Dice: lo que Marx aporta es una "ontología del capitalismo", es decir, una concepción de "lo ente" en nuestra época como mercancía; si Marx dijo algo significativo y original en la historia del pensamiento filosófico fue en primer lugar que todo lo que existe, incluida la capacidad laboral activa de los individuos, es mercancía y debe, por tanto, someterse a las leyes de las mercancías en tanto perviva el régimen mercantil. La ley del valor (la base de la teoría laboral del valor, TLV) es toda la cadena conceptual que lleva desde este descubrimiento a la concreción múltiple y rica de esa idea en el conjunto de categorías específicas, "económicas", que se desarrollan en El capital (económicas, en el sentido de que el material en bruto a partir del cual él desarrolla la mayoría de sus conceptos fue aportado por los economistas anteriores a él).
d. En contra de lo que piensa la mayoría (incluida la mayoría de los marxistas), en la TLV de Marx no hay contradicciones. Lo que hay es una explicación en dos pasos: 1) los precios son proporcionales a las cantidades de trabajo si consideramos a las mercancías "sólo como mercancías" (libro I de El capital); 2) y se desvían por arriba o por debajo de los primeros ("precios directos", pd) si se considera a las mercancías como "mercancías que son ya el producto del capital" ("precios de producción", pp). Lo importante es que Marx fue el primero en explicar la relación entre los dos tipos de precios (o valores) de cada mercancía de tipo i:
ppi = xi · pdi,
donde xi es el cociente entre la composición orgánica del capital en el sector i y la composición orgánica media de la economía (2).