miércoles, 30 de noviembre de 2011

TEORÍA CRÍTICA Y EXPERIENCIA VIVA. Entrevista con Detlev Claussen




Detlev Claussen (1948) es publicista y profesor en la Universidad Wilhelm Leibniz de  Hannover. A mediados de la década de 1960 se trasladó a Fráncfort para estudiar con Adorno y Horkheimer. Allí se implicaría activamente en los movimientos de protesta que desde entonces son designados con la cifra “1968”, si bien su experiencia de los mismos ofrece una perspectiva distinta de las estilizaciones simplificadoras con que la historiografía ha tendido a fijarlos en la conciencia colectiva. En la década de 1970 fue asistente de Oskar Negt, al que le unía sobre todo el intento común de abrir nuevas vías para la actualidad de la Teoría Crítica sin renunciar al pensamiento de sus mentores. Desde entonces Claussen ha concebido la Teoría Crítica como un instrumentario para desentrañar y potenciar la experiencia del presente. Sus líneas de trabajo abarcan un amplio espectro temático, que comprende desde la teoría de la sociedad y el psicoanálisis hasta los procesos sociales de transformación y la sociología de la ciencia y de la cultura, pasando por el antisemitismo, el racismo, el nacionalismo y los movimientos migratorios. Como biógrafo de Adorno y ensayista, su trabajo ha supuesto también una contribución decisiva a la comprensión del núcleo de experiencia de la Teoría Crítica, íntimamente unido a su contenido de verdad. Entre sus numerosas publicaciones, hasta ahora ha sido traducido al castellano Theodor W. Adorno. Uno de los últimos genios (Valencia, Servicio de publicaciones Universidad de Valencia, 2005); en catalán se ha publicado La teoria crítica avui (Alzira, Germania, 1994) y próximamente se publicará en portugués su biografía del futbolista y legendario entrenador judío Bela Guttman. Por su intento de contrarrestar la tendencia a la unidimensionalización de un presente sin profundidad histórica y por sus aportaciones al análisis del antisemitismo, a la comprensión de los cambios en la función social de la ideología o al conocimiento de las contradicciones y complejidades de la sociedad china, se puedeconsiderar a Claussen como uno de los principales representantes actuales de la Teoría Crítica, a la que tanto su producción como su biografía intelectual están indisolublemente unidas.

JM – Profesor Claussen, aún sin ánimo de sucumbir a las definiciones, resulta casi inevitable comenzar con una pregunta de delimitación: ¿qué entiende usted por “Teoría Crítica”?

DC – Yo diría que la Teoría Crítica es el intento de describir la sociedad todavía desde el punto de vista de la posibilidad de su transformación.

lunes, 28 de noviembre de 2011

CÓMO SER un buen docente - Román Reyes




El que un pensador vacile entre ideas que recíprocamente se excluyen –escribe Simmel en el lugar antes citado-, e incluso el que las haya reunido en “un” pensamiento, puede hablar contra él como personalidad psicológica o contra su capacidad de autocrítica; pero esto nada dice contra el hecho de que una de estas series de pensamientos contradictorios sea verdadera, o por lo menos importante.

Por eso no necesariamente es mejor profesor aquel que dice o cree saberlo todo. La totalidad más o menos extensa del sabio es un universo que cierra el interés propio y el inmediato. Ocupa, es cierto, un puesto culturalmente relevante. Pero es tan solo eso, un platzbesitzer, un platzhälter, aquel para quien lo importante es ocupar y ser dueño de un sitio.

Es, a mi entender, mejor docente aquel que, sabiendo dónde y cómo encontrar (e interpretar) las fuentes reales o posibles del conocimiento, sitúa al estudiante sobre un universo abierto. Sería un platzanweiser, quien se limita a señalar caminos explorados o por explorar que conduzcan a sitios provisionalmente estables. Quien libera al caminante para que diseñe por sí solo senderos alternativos, para que aprenda a trazar mapas que otros posteriormente copien.

La verdad es algo que se presiente un cuarto de hora antes del amanecer a un nuevo día, el tiempo de las generaciones venideras. Verdad es poder alumbrar caminos, tener la linterna con capacidad suficiente para proyectar sobre un fondo firme las sombras de las figuras que el foco capte en la penumbra.

Sistemas endogámicos, re-productivos. El hijo sigue, desde Platón, siendo obediente y emula a su padre. Los mayores tienen siempre liquidez. Por eso pueden ser reducidos al estado líquido. Pueden ser consumidos, aniquilados. Se es, por ello, lo que se come: aunque se tenga solo el saber –y el sabor- de lo comido. Saber sigue siendo, por ello, engullir. Transcurrido el tiempo uno se vuelve inapetente, como menos y se desarrolla aparentemente con más lentitud. Al adulto termina entonces por importarle más el ritual del consumo en tanto que objeto de consumo no superfluo, aunque arbitrario.

sábado, 26 de noviembre de 2011

LIBERTAD Y orden - Jesús Ibáñez



El orden social se expresa mediante una red lineal de oposiciones binarias, en cada encrucijada hay un camino bueno o a la derecha (generado por un dictado) y un camino malo o a la izquierda (generado por una interdicción). Hay tres niveles de libertad frente a esa red: el nivel 0 sería que no hubiera red, que todas las direcciones y sentidos fueran practicables, que el espacio fuera liso o isótropo (a ese nivel le llamamos muerte o entropía); el nivel 1 sería el del converso que sigue los caminos prescritos y evita los caminos proscritos; el nivel 2 -y sólo a partir de este nivel podemos hablar propiamente de libertad- sería el del perverso que sique el camino proscrito y evita el camino prescrito, perverso porque necesita la ley para invertir su sentido, la libertad es de primera especie o restringida, del orden de una lectura -libertad de elegir entre las alternativas escritas-; el nivel 3 sería el del subversivo que pone en cuestión la red y traza su red, subversivo porque para poner en cuestión la ley hay que ir más allá de la ley dando una vuelta por debajo de la ley, la libertad es de segunda especie o generalizada, del orden de una escritura -elegir las elecciones o legislar-: El ciudadano de la sociedad de consumo que se mueve brownianamente y que tiene libertad en el uso del propio cuerpo es del nivel 0: la libertad verdadera sería del nivel 3 y exigiría poner las manos en el orden social (y, precisamente, ahora, cuando no hay signos en los que podamos poner los ojos quizás, por eso mismo, podemos poner las manos).

Einstein calculó la probabilidad de que un móvil que camina brownianamente -sin camino- llegue a una meta: no hay libertad en la deriva. Además de caminos hay paredes: en la modernidad, las paredes -los límites más allá de los cuales no podíamos pasar- eran visibles, y estábamos encerrados dentro; la postmodernidad ha diseñado encierros más complejos. Como el laberinto -un adentro sin afuera- en el que en todo punto-momento hay una micro-salida practicable pero nadie da con la macro-salida (el encierro moderno del campo de concentración -alambradas visibles- da paso al encierro postmoderno en la red de centros comerciales  autopistas  urbanizaciones residenciales, que tiene la topología de un laberinto y sean cualesquiera la dirección y el sentido que tomemos nunca saldremos de la red). [...] Si sabemos adónde van los móviles brownianos y sabemos que en todo caso no irán a ningún lado, pues no pueden ni entrar ni salir, les podemos dejar la libertad que quieran.


*Extraído de Tiempo de Postmodernidad, texto incluído en La polémica de la posmodernidad, Ediciones Libertarias, Madrid, 1986.

Para una visión de conjunto de la obra de Ibáñez se recomienda la tesis doctoral de Pablo Nacach, que puede leerse y/o descargarse desde AQUÍ, y, por supuesto, el magnífico número especial de la revista Anthropos.

* FUENTE.

NOTA RELATIVA A LA FUNDACIÓN DE UN COLEGIO DE SOCIOLOGÍA



1. Desde el momento en que se atribuye un importancia particular al estudio de las estructuras sociales, nos damos cuenta de que los pocos resultados obtenidos por la ciencia en este terreno son no sólo generalmente ignorados, sino que además están en contradicción directa con las ideas en curso sobre tales cuestiones. Dichos resultados, en el modo en que se presentan, resultan extremadamente prometedores y abren perspectivas insospechadas para el estudio del ser humano. Pero siguen siendo tímidos e incompletos, por un lado, porque la ciencia se ha limitado en exceso al análisis de las llamadas sociedades primitivas, dejando de lado las sociedades modernas; y por otro lado, porque los descubrimientos producidos aún no han modificado todo lo profundamente que podía esperarse los postulados y el espíritu de la investigación. Se diría incluso que obstáculos de una naturaleza particular se oponen al desarrollo de un conocimiento de los elementos vitales de la sociedad: el carácter necesariamente contagioso y activista de las representaciones que el trabajo saca a la luz parece ser el responsable.

2. De aquí se sigue la pertinencia de desarrollar, entre aquellos que aspiran a llevar tan lejos como sea posible tales investigaciones, una comunidad moral, diferente en parte de aquella que une de ordinario a los estudiosos y vinculada precisamente al carácter virulento del territorio estudiado y de las determinaciones que en él vayan poco a poco revelándose.

Esta comunidad es de acceso tan libre como el de la ciencia constituida y cualquier persona puede aportar su punto de vista, sin que importe cuáles sean las preocupaciones particulares que la empujan a adquirir un conocimiento más preciso de los aspectos esenciales de la existencia social. Cualesquiera que sean su origen y objetivos, consideramos que basta dicha preocupación para fundar los vínculos necesarios a la acción en común.

3. El objeto preciso de la actividad que nos proponemos puede recibir el nombre de sociología sagrada, por cuanto implica el estudio de la existencia social en todas aquellas manifestaciones en las que sale a la luz la presencia activa de lo sagrado. Dicha sociología se propone establecer de este modo los puntos de coincidencia entre las tendencias obsesivas fundamentales de la psicología individual y las estructuras directrices que presiden la organización social y dirigen sus revoluciones.

GEORGES AMBROSINO, GEORGES BATAILLE,
ROGER CAILLOIS, PIERRE KLOSSOWSKI, PIERRE LIBRA, JULES MONNEROT

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viernes, 25 de noviembre de 2011

INTRODUCCIÓN A la vida no-fascista - Michel Foucault




(Prefacio a la edición norteamericana de El Anti-Edipo. Continuum Books, 2003)

Durante los años 1945-1965 (pienso en Europa), había una cierta manera correcta de pensar, un cierto estilo de discurso político, una cierta ética para intelectuales. Uno tenía que tutearse con Marx, no dejar los sueños apartarse mucho de Freud. Y uno tenía que tratar a los sistemas de signos -el significante- con el mayor de los respetos. Esas eran las tres condiciones que hacían aceptable la extraña ocupación de escribir y enunciar una parte de verdad acerca de sí mismo y de su época.

Después vinieron esos cinco años breves, apasionados, de júbilo y enigma. A las puertas de nuestro mundo, Vietnam, por supuesto, y el primer gran golpe asestado a los poderes constituidos. Pero aquí, dentro de nuestras murallas, ¿qué estaba ocurriendo, exactamente? ¿Una amalgama de política revolucionaria y anti-represiva? ¿Una guerra librada en dos frentes, el de la explotación social y la represión psíquica? ¿Una escalada de libido modulada por el conflicto de clases? Es posible. Al menos ésta es la interpretación familiar y dualista que se ha pretendido dar a los acontecimientos de esos años. El sueño que, entre la Primera Guerra Mundial y el advenimiento del fascismo, mantuvo bajo su encanto a las fracciones más utópicas de Europa -la Alemania de Wilhem Reich y la Francia de los surrealistas- había regresado para incendiar la realidad misma: Marx y Freud iluminados por una sola incandescencia.

Pero, ¿fue realmente esto lo que ocurrió? ¿Fue realmente una recuperación del proyecto utópico de los años treinta, esta vez a la escala de la práctica histórica? ¿O bien, por el contrario, hubo un movimiento hacia luchas políticas que ya no se adecuaban al modelo prescrito por la tradición marxista, hacia una experiencia y una tecnología del deseo que habían dejado de ser freudianas? Es cierto que los viejos estandartes fueron enarbolados una vez más, pero el combate se desplazó y ganó nuevas zonas.

El Anti-Edipo muestra, en primer lugar, cuánto terreno se ha cubierto. Pero hace mucho más que eso. No derrocha su caudal en denigrar viejos ídolos, si bien se divierte mucho con Freud. Más importante que eso, nos motiva a ir más lejos.

jueves, 24 de noviembre de 2011

DE CÓMO hablamos en marxista (sin citar a Marx) - Román Reyes




Porque definir es auto-limitarse, llamo aquí lenguaje ordinario a ese conjunto de proposiciones que describen con estable provisionalidad el sentir más inmediato en sus más variadas versiones: aquellas cosas de tanta importancia para uno, porque termina identificándose con su suma o través de ellas, aunque de poca o relativa importancia para el resto. Por eso, hablar en cristiano --es decir, en roman paladino --  sigue significando limitarse a las palabras de uso común y de discrecional aplicación. Hablar sobre lo que nos está permitido hacerlo y hablar paradógicamente asumiendo sin saberlo los referentes que legitiman el discurso del poder en su versión secularizada. El discurso de la calle no es otro que aquel corpus excluyente que organiza nuestro medio --y a nosotros en ese medio --  en función de intereses a respetar, a reconocer como interés de general y normalizante disfrute. Porque hasta el modelo de disfrute ha soportado, a su vez, una definición previa y excluyente, de difícil revisión.

Lenguaje de la calle, lenguaje conversacional. Lenguaje ordinario. Y un meta-lenguaje de la calle, un meta-lenguaje conversacional. Discurso de la Academia este segundo, lenguaje de la ciencia. Ahí está el solapamiento, la superposición. Y ahí está también la confusión. Ahí, sin embargo, es donde además se localiza la fuente de la crítica. 

La lógica del silencio supone, en consecuencia, hablar ocultando el referente. Pero hablar a su vez mostrando aquello-otro que circunvala, discurre en torno a ese referente que no se atreve a describir. Es tanto como dejar de hablar cuando las palabras hayan agotado su capacidad de remisión. O, en último extremo, tanto como guardar silencio ante lo innombrable. No sólo se guarda silencio ante el abandono, la opresión y la muerte. Aunque en este supuesto, quedarse mudo es el primer momento, el primer acto que activa la revuelta. 


1. PENSAR A MARX: LAS ESTRATEGIAS DE/PARA LA SIMULACION 

1.1 Nos hacemos imágenes de las cosas. Las imágenes configuran lo real. Las figuras que nos rodean son, pues, construcciones útiles. Sirven para organizar modelos micro/macro de equilibrios. Sirven también para organizar mi relación con el medio. El medio es una configuración, un plano consensuado para que en él emerja aquello que llamamos real. Y cuando hablamos de real nos referimos a los trabajos y los días, es decir, los acontecimientos históricos/historiables en los que están co-implicados sujeto y objeto de la relación, incluyendo en este objeto a otros sujetos con los que no se ha entrado en contacto, no se ha establecido una relación de complicidad. Con los que todavía-no se registra constancia de interacción, ni indicios siquiera de haberla existido. Y de la que ni siquiera aún se tiene certeza sobre una eventual posibilidad de establecerla. 

1.2 Nos hacemos imágenes de las cosas, sin que las cosas sean. Es decir, figurando su existencia en su materialidad y/o en su mostración en tanto que cosa para mí. Porque --a pesar de lo que el llamado pensamiento clásico haya sancionado --  no existe cosa alguna por-sí/para-sí, sin más. Entre otras razones, porque no se podría hablar de ellas, ni desde ellas. Nos hacemos, sin embargo, imágenes de las cosas sin que las cosas sean, porque figuramos atemporalmente, haciendo una abstracción, una traspolación -- ¿gratuíta? --  o una (retro)pro-yección a partir de otras cosas que generan nombres, cuyo conocimiento/uso demandan clasificación. Aunque esa figuración más allá del tiempo sea conscientemente selectiva. A esto se acostumbra a llamar función utópica

La función utópica tiene su origen en el orden de la fijación, en el reino de la quietud, en el plano de la intercambiabilidad, en la atemporalidad más negativa. Más allá del bien y del mal contingente, mundano. El hombre tiene/siente miedo a lo estable, si esta quietud conlleva cierre, determinación. El hombre es esa cosa indeterminada, indefinida por principio. La indeterminación supone constatar procesos, que el proyecto que uno mismo sea no ha terminado de encontrar su meta, o tope, o cierre que alguien le imponga. De ahí que ese contradictorio y discutido sujeto de la historia nunca se conforme con lo que tiene, con lo que se siente ser ni con lo que le digan que deba ser. El hombre es ese animal que, por suerte, no ha podido o no ha querido aprender a decir basta. A pesar de que tan insistente y sospechosamente se nos venga recomendando moderación. 

Y de ahí también el rechazo que algunos manifiestan ante cualquier forma de impresión o huella a través de la que algún otro se aventure a llamar por su nombre a las cosas. Por el nombre del interés, por supuesto, antes que por el nombre de su fluctuante consumo. Un no rotundo, por tanto, a la escritura, no menos rotundo que a la palabra. Un no rotundo a la imagen, si todo ello puede suponer para alguien acabamiento, término, clausura. 

miércoles, 23 de noviembre de 2011

LÓGICA DEL silencio vs. silencio del discurso - Román Reyes




Estamos nuevamente al final de una etapa, que no es otra cosa que la pretendida ficción del cierre de un ciclo, que deja paso –incómoda cesión de un sitio, un frágil plano provisionalmente reservado para la arrogancia de la postración- a un-otro obligadamente competitivo, expectante y al acecho, la más peligrosa y arriesgada de las alternativas posibles.


Uno no puede evitar mucho antes que el sonrojo –porque la vergüenza es algo que desde los orígenes los dioses nunca ocultaron- el llanto solapado, la tristeza cómplice de un adiós a medias, de un juguetón hasta luego en la próxima esquina, en el próximo bar, en el más cercano semi-público césped, ante la mirada vigilante de un agente, siempre normalizador y reiterativamente “de turno”.

La otra –la emulación de la vergüenza- ha sido hasta ahora la máscara del débil, un juego de fuerzas entre un yo-reprimido/oculto tras la mediocre y monótona uniformidad y un descarado yo que esconde su identidad/sus señas de re-conocimiento/(auto-hétero) catalogación/(pseudo)estima.

Jugar a lo que no-se-es, sencillamente es absurdo y –algo más- ridículo. Jugar, por el contrario, a lo que uno-cree-ser –lo que los demás dicen-que-uno-es-, ni siquiera alcanza la categoría de lo irónico.

La recomendación, pues, más audaz para el moderno hombre más inteligente sería esta: no juegue usted absolutamente a nada. Si le obligaran a ello, represéntese solo a-sí-mismo ante-sí-mismo. Es esta, sin duda, la mejor forma de, comprendiendo a los otros, explicarse a uno mismo con un nivel plausible de certeza.

martes, 22 de noviembre de 2011

IDEOLOGÍA y aparatos ideológicos del Estado - Louis Althusser




Introducción
En análisis anteriores nos hemos referido circunstancialmente a la necesidad de renovar los medios de producción para que la producción sea posible. Hoy centraremos nuestra exposición en este punto.
Decía Marx que aun un niño sabe que una formación social que no reproduzca las condiciones de producción al mismo tiempo que produce, no sobrevivirá siquiera un año. Por lo tanto, la condición final de la producción es la reproducción de las condiciones de producción. Puede ser “simple” (y se limita entonces a reproducir las anteriores condiciones de producción) o “ampliada” (en cuyo caso las extiende). Dejaremos esta última distinción a un lado.
¿Qué es pues la reproducción de las condiciones de producción?
Nos internamos aquí en un campo muy familiar (desde el tomo II de El Capital) pero, a la vez, singularmente ignorado. Las tenaces evidencias (evidencias ideológicas de tipo empirista) ofrecidas por el punto de vista de la mera producción e incluso de la simple práctica productiva (abstracta ella misma con respecto al proceso de producción) se incorporan de tal modo a nuestra conciencia cotidiana que es sumamente difícil, por no decir casi imposible, elevarse hasta el punto de vista de la reproducción. Sin embargo, cuando no se adopta tal punto de vista todo resulta abstracto y deformado (más que parcial), aun en el nivel de la producción y, con mayor razón todavía, en el de la simple práctica.
Intentaremos examinar las cosas metódicamente.
Para simplificar nuestra exposición, y considerando que toda formación social depende de un modo de producción dominante, podemos decir que el proceso de producción emplea las fuerzas productivas existentes en y bajo relaciones de producción definidas.
De donde resulta que, para existir, toda formación social, al mismo tiempo que produce y para poder producir, debe reproducir las condiciones de su producción. Debe, pues, reproducir:
1)      las fuerzas productivas
2)      las relaciones de producción existentes.

sábado, 19 de noviembre de 2011

SOBRE LA BARBARIE - Román Reyes



Al principio era la quietud. Se dice que aún no se conocía el movimiento. No existía siquiera la diferencia, porque la idea/el concepto de diferencia no había sido aún engendrado. Es decir, nadie podía señalarse a sí mismo, ni tenía necesidad de hacerlo. Nadie podía ser otra cosa que lo-otro.
 
El ocio se confundía con la información. Muy al contrario de lo que hoy sucede, estar ocioso era lo mismo que estar informado. O lo que es igual: la información se confundía con el ocio y jamás con la acción o la invitación/incitación a la acción.
 
Al principio uno era su propia noticia: lo noticiable era uno mismo y aquel espacio entorno que creía controlar. Los medios formales de comunicación sobraban.
 
Y porque no había posibilidad de nombrar lo otro, uno, en consecuencia --en tanto que posible otro para los demás--, no tenía necesidad de asumir un nombre. Los nombres fueron siempre -- y siguen siéndolo ahora--  un problema de los otros. Un problema, en cambio, que termino asumiendo como mío con respecto a los otros, cuando el desencanto me obliga a ser como todos los demás, a integrarme.
 
Ellos me llaman por su nombre. Yo les respondo con mi nombre, que no es otra cosa que el discurso de la acción. Las palabras generan por eso, discursos vacíos: Toda palabra, como toda agresión, es una palabra de más.
 
Si necesito de los otros es tan sólo para que cuenten conmigo. Contar con uno es saberse protagonista. La ficción importa --la de ambos-- : la de ellos por interés, la mía por protagonismo. Sólo que el interés de mi ficción no es intercambiable por el interés de la ficción del dador de sentido, de aquel que por controlar la palabra ostenta el poder.
 
Si necesito a los otro es para que me asignen --y ocupe a continuación--  un lugar al que van a llamar por su nombre, por el nombre de su interés, por el nombre de nuestro azar.

viernes, 18 de noviembre de 2011

EL CAPITALISMO como religión - Walter Benjamin




Hay que ver en el capitalismo una religión. Es decir, el capitalismo sirve esencialmente a la satisfacción de las mismas preocupaciones, penas e inquietudes a las que daban antiguamente respuesta las denominadas religiones. La comprobación de esta estructura religiosa del capitalismo, no sólo como forma condicionada religiosamente (como pensaba Weber), sino como fenómeno esencialmente religioso, nos conduciría hoy ante el abismo de una polémica universal que carece de medida. [Y es que] no nos es posible describir la red en la que nos encontramos. Sin embargo, será algo apreciable en el futuro.

No obstante, son reconocibles tres rasgos de esa estructura religiosa del capitalismo en el presente. Primero, el capitalismo es una pura religión de culto, quizás la más extrema que haya existido jamás. En el capitalismo todo tiene significado sólo en relación inmediata con el culto. No conoce ninguna dogmática especial, ninguna teología. Desde este punto de vista, el utilitarismo gana su coloración religiosa. A esa concreción del culto se vincula un segundo rasgo del capitalismo: la duración permanente del culto. El capitalismo es celebración de un culto sans trêve et sans merci (sin tregua ni piedad). En él no hay señalado un día a la semana, ningún día que no sea día festivo (en el sentido terrible del desarrollo de toda la pompa sacral) que constituiría el esfuerzo más manifiesto de quien adora. Este culto es, en tercer lugar, culpabilizante. Probablemente el capitalismo es el primer caso de culto no expiante, sino culpabilizante. Este sistema religioso se encuentra arrastrado por una corriente gigantesca. Una monumental consciencia de culpa que no sabe sacudirse la culpabilidad de encima echa mano del culto no para reparar esa culpa, sino para hacerla universal, forzarla a introducir en la consciencia y, [finalmente] y sobre todo, abarcar a Dios mismo en esa culpa para que se interese finalmente en la expiación. La expiación, por tanto, no debe esperarse del culto mismo, ni de la reforma de esa religión. Tendría que sostenerse en algo más seguro que en ella misma. Tampoco podría sostenerse en su rechazo. En la esencia de ese movimiento religioso que es el capitalismo [yace la idea] de resistir hasta el final, hasta la culpabilización final de Dios, hasta la consecución de un estado mundial de desesperación que es, precisamente, el que se espera. En esto estriba lo históricamente inaudito del capitalismo, que la religión no es reforma del ser, sino su destrucción. La expansión de la desesperación hasta un estado religioso mundial del cual ha de esperarse la salvación. La trascendencia de Dios se ha derrumbado, pero no ha muerto, sino que está comprendido en el destino de la humanidad. Ese tránsito del planeta humano por la casa de la desesperación en la absoluta soledad de su trayecto es el ethos determinado por Nietzsche. Ese hombre es el ultrahombre, el primero que empieza a cumplir, reconociéndola, la religión capitalista. Su cuarto rasgo es que Dios debe permanecer oculto, y sólo debe ser llamado en el cenit de su culpabilización.
 
El culto es celebrado ante una divinidad inmadura y toda representación, todo pensamiento en esa divinidad daña el secreto de su maduración.

La teoría freudiana es también parte del dominio sacerdotal de ese culto. Está pensada de forma totalmente capitalista. Lo reprimido, la imaginación pecaminosa es, en lo más profundo y por [una] analogía que todavía habrá que clarificar, el capital, que paga intereses [verzinst] por el infierno del inconsciente.

El tipo de pensamiento religioso capitalista se encuentra extraordinariamente expresado en la filosofía de Nietzsche. El pensamiento del ultrahombre sitúa el salto apocalíptico no en la conversión, expiación, purificación [y] penitencia, sino en el aparente permanente acrecentamiento- si bien, en el último tramo, discontinuo y a saltos. Por eso, aumento y desarrollo son en el sentido del non facit saltum (del no dar saltos) inconciliables. El ultrahombre es el hombre histórico al que se llega sin conversión que traspasa el cielo. Este hacer saltar el cielo por medio de un acrecentamiento humano que religiosamente es y se mantiene (también para Nietzsche) como endeudamiento (culpa) [Verschuldung] lo prejuzgó Nietzsche. Y similarmente Marx: el capitalismo incambiable se tornará, con intereses e intereses de intereses, cuya función es la deuda (vid. La duplicidad demoníaca de ese concepto [deuda/culpa: Schuld], en socialismo.

El capitalismo es una religión del mero culto, sin dogma. El capitalismo se ha desarrollado en Occidente –como se puede demostrar no sólo en el calvinismo, sino en el esto de las orientaciones cristianas ortodoxas- parasitariamente respecto del cristianismo de modo tal que, al final, su historia es en lo esencial la de su parásito, el capitalismo.

-Comparación entre las imágenes de los santos de las distintas religiones, por un lado, y los billetes de los distintos Estados, por otro-El espíritu que se expresa en la ornamentación de los billetes.

{Aquí hay varias anotaciones bibliográficas: Fuchs, Weber, Sorel, Landauer Troeltsch…}

Las preocupaciones: una enfermedad del espíritu que es propia de la época. Situación espiritual (no material) sin salida que (deviene) en pobreza, vagabundeo, mendicidad, monacato. Una situación así que carece de salida es culpabilizante. Las “preocupaciones” son el índice de la consciencia de culpabilidad de la situación sin salida. Las preocupaciones se originan por el miedo ante la falta de salida colectiva, no individual-material.

En tiempos de la Reforma el cristianismo no favoreció el advenimiento del capitalismo, sino que se transformó en él. Metódicamente habría que investigar en primer lugar qué vínculos estableció en cada momento el dinero con el mito, hasta que pudo atraerse hacia sí tantos elementos míticos del cristianismo para constituir ya el propio mito.[algunas citas..]Vinculo del dogma con el capitalismo, desde lo disuelto – y para nosotros en esa característica naturaleza del saber que es salvadora y que está muerta al tiempo (¿) . El balance como saber realizado y salvador (¿)}.Contribuye al conocimiento del capitalismo como una religión el hacer presente que originalmente los infieles consideraron la religión no como un “elevado interés moral”, sino como el más inmediatamente práctico. En otras palabras: fueron tan poco conscientes, como el capitalismo actual, de su naturaleza “ideal” o “trascendente”, que vieron más bien en el individuo irreligioso o heterodoxo de su comunidad, precisamente, a un miembro inconfundible de ella, igual que la burguesía actual los ve en sus miembros no productivos.

W. Benjamin, Gesammelte Schriften,vol. VI, 100-103.

jueves, 17 de noviembre de 2011

SER FEMINISTA y musulmana es posible - Román Reyes




Presentación de Román Reyes durante el III Seminario sobre la Mujer musulmana: el futuro del feminismo islámico en Europa


Ser feminista es un estilo de vida. Estilo de vida específico si se es, al mismo tiempo, creyente y practicante. El feminismo islámico, fuera del espacio cultural que se le supone, emerge y resiste en un entorno político-ideológico y socio-cultural manifiestamente agresivo. Trasnochado y olvidadizo entorno que proyecta su conflicto endogámico para identificar el mal en lo que supuestamente le excluye o amenaza. Cuando los pilares de la propia identidad se tambalean tiende uno a transferir las causas: el enemigo está fuera. Habrá que buscarlo o crearlo. Para combatirlo y, si es preciso, aniquilarlo.

Cuando hablamos de feminismo estamos hablando de colectivos (más de mujeres que de hombres), geográfica y socialmente localizados, en la mayoría de los casos, marginados. Aunque resistentes. Se teme lo que no se conoce, especialmente si lo no conocido puede cuestionar la integridad de lo que se posee o tras lo que se oculta la impotencia, cuando no la intolerancia y la nula voluntad de diálogo.

Laure Rodríguez Quiroga forma parte del Consejo de Dirección del EMUI. Pero, al margen de su status de investigadora, que innova cada vez que produce, es una mujer creyente, convencida de la fe que practica, sin que su praxis pueda interpretarse como velada estrategia de proselitismo. Convive con otros credos, otras formas de ver y de entender el mundo … otros estilos, que no deberían ser ni excluyentes ni mejores. Agradezco, por tanto, que me haya invitado (a título personal e institucional).

martes, 15 de noviembre de 2011

MEDIO PAN y un libro - Federico García Lorca




Alocución de Federico García Lorca al inaugurar la biblioteca de Fuente Vaqueros (Granada, España) en Septiembre de 1931. [Texto remitido por Ana Isabel]

Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. «Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Esta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

No sólo de pan vive el hombre

Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia , alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!». Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: «Cultura». Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.

80 años después de este discurso cualquier coincidencia con la realidad no es casualidad.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

"PENSAR EL 15-M". II CHARLA POPULAR




“PENSAR EL 15-M”. CHARLA-DEBATE CON CARLOS TAIBO, PROFESOR DE CIENCIA POLÍTICA DE LA UAM. ENTRE SUS ÚLTIMAS PUBLICACIONES SE ENCUENTRAN: ‘LIBERTARI@S. ANTOLOGÍA DE ANARQUISTAS Y AFINES PARA USO DE LAS GENERACIONES JÓVENES’, ‘EL DECRECIMIENTO EXPLICADO CON SENCILLEZ’ Y ‘EL 15-M EN SESENTA PREGUNTAS.

VIERNES, 11 DE NOVIEMBRE, A LAS 19:00. EN VACIADOR 34 <M> OPORTO.



“[…] el futuro del movimiento depende en muy buena medida de lo que él mismo decida ser. Al respecto no somos pocos --creo-- los que deseamos que se convierta en una activa red de asambleas y de autogestión que, en todos los ámbitos, plante cara a los poderes establecidos y lo haga desde la contestación del capitalismo, de la sociedad patriarcal y del productivismo, y desde la solidaridad internacionalista con los países del Sur. No parece que este programa de mínimos esté muy alejado de las querencias de muchas de las personas, jóvenes y no tan jóvenes, que ocupan las calles estos días”.




¿QUÉ OCURRIÓ EN MADRID EL 15 DE MAYO DE 2011? ¿QUÉ HA PASADO DESPUÉS? ¿QUIÉNES SON L@S JÓVENES INDIGNAD@S? ¿TIENE UN PROGRAMA EL 15-M? ¿ES EL 15-M UN MOVIMIENTO CON DOS ALMAS? ¿ES DE IZQUIERDAS? ¿CUÁLES SON SUS MAYORES VIRTUDES? ¿QUÉ RIESGOS HA DE EVITAR? EL 15-M… ¿UN MOVIMIENTO ANTICAPITALISTA? ¿UN PROYECTO DE AUTONOMÍA?  - EN ESTA SEGUNDA CHARLA, PENSAREMOS JUNT@S SOBRE ESTAS Y OTRAS MUCHAS CUESTIONES.



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EL 15-M, pasado y futuro - Carlos Taibo.




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El tránsito del recinto del espectáculo mediático al más modesto de la acción local, aunque en modo alguno obliga a cancelar posibles iniciativas --campañas, manifestaciones-- de carácter general, parece deslizar el movimiento hacia una tarea más difícil y menos vistosa, al tiempo que, en sentido contrario, reduce los riesgos de burocratización y los intentos de coparlo desde fuera. No está de más que agregue una observación sobre la singularidad propia de la época del año en la que nos encontramos: la proximidad del verano tanto puede ser un inconveniente insoslayable --las iniciativas y las movilizaciones por fuerza se reducen en la mayoría de los lugares-- como una excelente oportunidad para recobrar fuerzas y plantear una ofensiva en toda regla a partir de septiembre. También hay que tomar en consideración el hecho, interesante, de que el movimiento ha visto la luz en un momento marcado por el final del curso en universidades e institutos, algo que a buen seguro ha reducido sus posibilidades de despliegue en unas y otros. La planificación al respecto de estas cuestiones --que invita a pensar inevitablemente en el medio plazo-- es, en cualquier caso, una tarea vital en el momento presente, tanto más si se convocan elecciones generales para el otoño. 

Si se me pide un pronóstico sobre lo que entiendo va a suceder con el movimiento --y no sin antes avisar que en el camino penden varias incógnitas, y entre ellas los efectos previsibles de los intentos de moderar el discurso, por un lado, y de la violencia que el 15-M padecerá, por el otro--, me limitaré a plantear cuatro horizontes posibles. El primero no es otro que el vinculado con un rápido e imparable declive; me parece que semejante perspectiva es harto improbable habida cuenta de la vitalidad presente de las iniciativas y de la general voluntad de ir a más. El segundo nos habla de un eventual intento de colocar al movimiento en la arena política, a través de la gestación de una nueva formación o de la incorporación a alguna ya existente. Creo firmemente que las posibilidades de esta opción son muy reducidas, en la medida en que la mayoría de los integrantes del 15-M no parecen siquiera contemplarla. No puede descartarse por completo, sin embargo, una mecánica de divisiones y escisiones, en un grado u otro vinculable con este segundo horizonte. 

Una tercera perspectiva nos dice que el movimiento podría dar pie a una suerte de extensión general, más bien vaga, dispersa y anómica, de formas de desobediencia civil frente a la lógica del sistema que padecemos. No descarto en modo alguno esa posibilidad, que sería una suerte de manifestación abortada de lo que me gustaría que cobrase cuerpo realmente: hablo del cuarto, y último, horizonte, articulado en torno a una fuerza social, que desde perspectivas orgullosamente asamblearias y anticapitalistas, antipatriarcales, antiproductivistas e internacionalistas, apostase por la autogestión generalizada e inevitablemente se abriese a las aportaciones que deben llegar de sectores de la sociedad que todavía no han despertado. Esa fuerza, que habría de acoger en su seno, claro, al movimiento obrero que todavía planta cara al sistema y se enfrenta a los sindicatos mayoritarios, provocaría el alejamiento de una parte de quienes en inicio se han incorporado a manifestaciones y acampadas. Sólo se me ocurre aducir dos argumentos en provecho de la materialización del último horizonte mencionado: si, por un lado, en muchas de las asambleas realizadas en las acampadas se han revelado por igual una sorprendente madurez y una más que razonable radicalidad en los enfoques --se ha pasado a menudo de la contestación de la epidermis que suponen la corrupción y la precariedad a la del corazón del capitalismo y la explotación--, por el otro debemos dar por descontado que nuestros gobernantes van a seguir en sus trece, esto es, no van a modificar un ápice el guión de sus políticas. El hecho de que hayan decidido morir al servicio del capital mueve audazmente, en otras palabras, nuestro carro. 
26 de mayo de 2011

martes, 8 de noviembre de 2011

LAS UNIVERSIDADES y el 15-M - Carlos Taibo




En mayo y junio, el momento en que vio la luz el 15-M, las universidades como tales -también, por cierto, los institutos de secundaria- permanecieron genéricamente al margen de la constitución de aquél. Asumamos de buen grado que las fechas en cuestión, que eran también las de muchos exámenes, no configuraban al respecto el escenario más estimulante. Ello fue así aun cuando en las filas del movimiento naciente había con toda evidencia much@s estudiantes universitari@s, como había muchas gentes que habían dejado la universidad poco tiempo antes.

Parece que ahora, llegado el otoño, es el momento de recuperar el pulso en las universidades. No se olvide que en éstas sobran los problemas. Estoy pensando en las secuelas, ya fácilmente perceptibles, de un activo proceso de mercantilización y privatización, en el caos generado por la aplicación del infumable plan de Bolonia o, en fin, en lo que se barrunta detrás de la incipiente Estrategia Universidad 2015. Esta última contempla, ni más ni menos, la masiva incorporación de nuevos proveedores, privados, de recursos, la desaparición, o al menos la remisión, de la funcionarización, el énfasis en el negocio antes que en el rigor académico y el aprestamiento de gobiernos universitarios no elegidos democráticamente, sino impuestos, una vez más, desde el sector privado.

En la universidad en la que trabajo, la Autónoma de Madrid, hemos decidido tomar cartas en el asunto y convocar, para finales de este mes de septiembre, una primera asamblea del 15-M local. En ella está llamado a participar todo el mundo: alumn@s y profesores, emplead@s de las cafeterías y personal administrativo, trabajadores de la limpieza y, por qué no, l@s propi@s ancian@s de la residencia vecina. Ya sé que una iniciativa de esta naturaleza suscita alguna polémica, en la medida en que no se inserta de manera fácil en el esquema de organización por barrios y pueblos del que ha decidido dotarse, con innegable sabiduría, el 15-M. Creo que salta a la vista, sin embargo, que hay numerosos elementos singularizadores de la vida universitaria que aconsejan su tratamiento desde organizaciones del movimiento también singularizadas. Como creo que al 15-M no le viene mal recibir un nuevo empujón hacia adelante.

Me gustaría que estas líneas sirviesen para animar a muchas de las gentes que están asqueadas con lo que ocurre en las universidades e invitarles a buscar vías de respuesta enérgica. Bueno sería, entonces, que iniciativas como la que hemos decidido acometer en la Universidad Autónoma de Madrid se extendiesen a todas las universidades públicas. Sería una buena noticia para quienes peleamos por que el 15-M se convierta en una omnipresente instancia de asamblea y autogestión que conteste el capitalismo en todos los órdenes, y que lo haga desde la lucha antipatriarcal, desde la solidaridad con las generaciones venideras y desde el compromiso con los pueblos del Sur.

15 de septiembre de 2011

EL ABC del comunismo libertario - Alexander Berkman (1937)




Quiero hablarte del anarquismo.
Quiero hablarte de lo que es el anarquismo, porque pienso que es bueno que lo conozcas.
También porque se conoce tan poco de él y lo que se conoce por lo general es de oídas y en la mayoría de los casos falso.
Quiero hablarte de él, porque creo que el anarquismo es la cosa más preciosa y más grande que el hombre ha pensado nunca, la única cosa que puede proporcionarte libertad y bienestar, y que puede traer la paz y el gozo del mundo.
Quiero hablarte de él en un lenguaje llano y sencillo de modo que no exista malentendido. Las palabras subidas y las frases grandilocuentes sirven tan sólo para confundir. Un pensamiento directo significa un lenguaje directo.
Pero antes de decirte lo que es el anarquismo, quiero decirte lo que no es.
Esto es necesario, porque se ha difundido mucha falsedad sobre el anarquismo. Incluso personas inteligentes con frecuencia tienen nociones enteramente erróneas sobre él. Algunas hablan sobre el anarquismo sin saber absolutamente nada de él. Y algunos mienten sobre el anarquismo, porque no quieren que sepas la verdad sobre él.
El anarquismo tiene muchos enemigos; ellos no te dirán la verdad sobre él. Posteriormente, en el curso de esta exposición, verás por qué el anarquismo tiene enemigos y quienes son. Por el momento puedo decirte que ni tu jefe político ni tu empresario, ni el capitalista, ni el policía, te hablarán con honestidad sobre el anarquismo. La mayoría de ellos no saben nada de él y todos lo odian. Sus periódicos y publicaciones -la prensa capitalista- también están en contra de él.
Incluso la mayoría de los socialistas y los bolcheviques desfiguran el anarquismo. También es verdad que la mayoría de ellos tampoco lo conocen mejor. Pero los que lo conocen mejor también mienten con frecuencia sobre el anarquismo y hablan de él como «desorden y caos».
Puedes comprobar por ti mismo lo deshonestos que son en esto: los maestros más grandes del socialismo, Karl Marx y Friedrich Engels, han enseñado que el anarquismo surgirá del socialismo. Dijeron que primero tenemos que tener el socialismo, pero que después del socialismo habrá anarquismo, y que será una condición de sociedad más libre y más hermosa para vivir en ella que el socialismo. Sin embargo, los socialistas, que juran en nombre de Marx y Engels, insisten en llamar al anarquismo «caos y desorden», lo que prueba lo ignorantes o deshonestos que son.
Los bolcheviques hacen lo mismo, aunque su maestro supremo, Lenin, ha dicho que el anarquismo seguiría al bolchevismo, y que entonces se viviría mejor y más libremente.
Por ello tengo que decirte, antes que nada, lo que no es el anarquismo:
No es las bombas, el desorden o el caos.
No es el robo y el asesinato.
No es una guerra de todos contra todos.
No es un retorno a la barbarie o al estado salvaje del hombre.
El anarquismo es precisamente lo opuesto a todo esto.
El anarquismo significa que tú serías libre, que nadie te esclavizaría, ni sería tu jefe, ni te robaría, ni se impondría a ti. Significa que tú serías libre para hacer las cosas que deseas hacer y que tú no serías obligado a hacer lo que no quieres hacer.
Significa que tú tendrías una oportunidad para escoger el género de vida que deseas vivir y vivirla sin ninguna interferencia.
Significa que el otro individuo tendría la misma libertad que tú, que cada uno tendría los mismos derechos y libertades.
Significa que todos los hombres son hermanos y que vivirían como hermanos, en paz y armonía.
Es decir, que no habría guerra ni violencia empleada por un grupo de hombres contra otro, ni monopolio, ni pobreza, ni opresión, ni sacar ventaja de tu prójimo.
En una palabra, anarquismo significa una condición o sociedad donde todos los hombres y mujeres son libres, y donde todos disfrutan igualmente los beneficios de una vida ordenada y sensata.



lunes, 7 de noviembre de 2011

¡YA TENEMOS CARTELES!



ENTREVISTA CON Anselm Jappe sobre el decrecimiento




¿A qué atribuye usted el “boom” del discurso sobre el decrecimiento?

En realidad, la parte del público que actualmente es sensible al discurso del decrecimiento es aún bastante restringido. Sin embargo, esta parte está creciendo. Ello refleja una toma de conciencia frente a los desarrollos más importantes de los últimos decenios: sobre todo la evidencia que el desarrollo del capitalismo nos arrastra hacia una catástrofe ecológica y que no serán unos nuevos filtros o unos coches menos contaminantes los que resolverán el problema. Hay un recelo difuso incluso respecto a la idea de que un desarrollo económico perpetuo sea deseable y al mismo tiempo una insatisfacción con las críticas al capitalismo que reprochan esencialmente su distribución injusta de la riqueza o solamente sus excesos, como las guerras y las violaciones de los “derechos humanos”. El interés por el concepto de decrecimiento traduce la impresión creciente de que es toda la dirección del viaje emprendido por nuestra sociedad la que es falsa, por lo menos desde hace unos decenios. Y que estamos ante una “crisis de civilización”, de todos sus valores, también en el nivel de la vida cotidiana (culto al consumo, la rapidez, la tecnología etc.).

Hemos entrado en una crisis que es económica, ecológica y energética al mismo tiempo y el discurso sobre el decrecimiento considera todos estos factores en su interacción en vez de querer reactivar el crecimiento con “tecnologías verdes”, como lo hace una parte del ecologismo, o de proponer una gestión diferente de la sociedad industrial, como lo hace una parte de la critica heredera del marxismo.

El decrecimiento gusta también porque propone modelos de comportamiento individual que se pueden empezar a practicar hoy y aquí, pero sin limitarse a ellos, y porque redescubre virtudes esenciales como la convivialidad, la generosidad la sencillez voluntaria y la donación. Pero atrae igualmente por su rostro amable, que hace creer que se puede alcanzar un cambio radical con un consenso generalizado, sin atravesar antagonismos y evitando fuertes enfrentamientos. Se trata de un reformismo que se quiere auténticamente radical.

EL CRIMINAL - Albert Libertad (1906)



¡EL CRIMINAL ES EL ELECTOR!

Tú eres el criminal, oh Pueblo, puesto que tú eres el Soberano. Eres, bien es cierto, el criminal inconsciente e ingenuo. Votas y no ves que eres tu propia víctima.
Sin embargo, ¿no has experimentado lo suficiente que los diputados, que prometen defenderte, como todos los gobiernos del mundo presente y pasado, son mentirosos e impotentes?
¡Lo sabes y te quejas! ¡Lo sabes y los eliges! Los gobernantes, sean quienes sean, trabajaron, trabajan y trabajarán por sus intereses, por los de su casta y por los de sus camarillas.
¿Dónde y cómo podría ser de otro modo? Los gobernados son subalternos y explotados; ¿conoces alguno que no lo sea?
Mientras no comprendas que sólo de ti depende producir y vivir a tu antojo, mientras soportes –por temor- y tú mismo fabriques –por creer en la autoridad necesaria- a jefes y directores, sábelo bien, también tus delegados y amos vivirán de tu trabajo y tu necedad. ¡Te quejas de todo! ¿Pero no eres tú el causante de las mil plagas que te devoran?
Te quejas de la policía, del ejército, de la justicia, de los cuarteles, de las prisiones, de las administraciones, de las leyes, de los ministros, del gobierno, de los financieros, de los especuladores, de los funcionarios, de los patrones, de los sacerdotes, de los propietarios, de los salarios, del paro, del parlamento, de los impuestos, de los aduaneros, de los rentistas, del precio de los víveres, de los arriendos y los alquileres, de las largas jornadas en el taller y en la fábrica, de la magra pitanza, de las privaciones sin número y de la masa infinita de iniquidades sociales.
Te quejas, pero quieres que se mantenga el sistema en el que vegetas. A veces te rebelas, pero para volver a empezar. ¡Eres tú quien produce todo, quien siembra y labora, quien forja y teje, quien amasa y transforma, quien construye y fabrica, quien alimenta y fecunda!
¿Por qué no sacias entonces tu hambre? ¿Por qué eres tú el mal vestido, el mal nutrido, el mal alojado? Sí, ¿por qué el sin pan, el sin zapatos, el sin hogar? ¿Por qué no eres tú tu señor? ¿Por qué te inclinas, obedeces, sirves? ¿Por qué eres tú el inferior, el humillado, el ofendido, el servidor, el esclavo?
¿Elaboras todo y no posees nada? Todo es gracias a ti y tú no eres nada.
Me equivoco. Eres el elector, el votante, el que acepta lo que es; aquel que, mediante la papeleta de voto, sanciona todas sus miserias; aquel que, al votar, consagra todas sus servidumbres.
Eres el criado voluntario, el doméstico amable, el lacayo, el arrastrao, el perro que lame el látigo, arrastrándote bajo el puño del amo. Eres el sargento mayor, el carcelero y el soplón. Eres el buen soldado, el portero modelo, el inquilino benévolo. Eres el empleado fiel, el devoto servidor, el campesino sobrio, el obrero resignado a su propia esclavitud. Eres tu propio verdugo. ¿De qué te quejas?
Eres un peligro para todos nosotros, hombres libres, anarquistas. Eres un peligro igual que los tiranos, que los amos a los que te entregas, que eliges, a los que apoyas, a los que alimentas, que proteges con tus bayonetas, que defiendes con la fuerza bruta, que exaltas con tu ignorancia, que legalizas con tus papeletas de voto y que nos impones por tu imbecilidad.
Tú eres el Soberano, al que se adula y engaña. Te encandilan los discursos. Los carteles te atrapan; te encantan las bobadas y las fruslerías: sigue satisfecho mientras esperas que te fusilen en las colonias y que te masacren en las fronteras a la sombra de tu bandera.
Si lenguas interesadas se relamen ante tu real excremento, ¡oh Soberano!; si candidatos hambrientos de mandatos y ahítos de simplezas, te cepillan el espinazo y la grupa de tu autocracia de papel; si te embriagas con el incienso y las promesas que vierten sobre ti los que siempre te han traicionado, te engañan y te venderán mañana; es que tú mismo te pareces a ellos. Es que no vales más que la horda de tus famélicos aduladores. Es que, no habiendo podido elevarte a la consciencia de tu individualidad y de tu independencia, eres incapaz de liberarte por ti mismo. No quieres, luego no puedes ser libre.
¡Vamos, vota! Ten confianza en tus mandatarios, cree en tus elegidos.
Pero deja de quejarte. Los yugos que soportas, eres tú quien te los impones. Los crímenes por los que sufres, eres tú quien los cometes. Tú eres el amo, tú el criminal e, ironía, eres tú también el esclavo y la víctima.
Nosotros, cansados de la opresión de los amos que nos das, cansados de soportar su arrogancia, cansados de soportar tu pasividad, venimos a llamarte a la reflexión, a la acción.
Venga, un buen movimiento: quítate el estrecho traje de la legislación, lava rudamente tu cuerpo para que mueran los parásitos y la miseria que te devoran. Sólo entonces podrás vivir plenamente.

¡EL CRIMINAL es el Elector!

domingo, 6 de noviembre de 2011

SERGE LATOUCHE: "La gente feliz no suele consumir"


Nacido en Vannes (Francia) hace 70 años, ante un público que le escuchaba sentado hasta en los pasillos de acceso al salón de actos del Colegio Mayor Larraona de Pamplona, subrayaba ayer noche que el actual ritmo de crecimiento económico mundial es tan insostenible como el deterioro y la falta de recursos en el planeta.

 

Invitado por el colectivo Dale Vuelta-Bira Beste Aldera, y bajo el título de su conferencia El decrecimiento, ¿una alternativa al capitalismo? , reclamó que la sociedad establezca una autolimitación de su consumo y de la explotación medioambiental. Desde su punto de vista no se trata de plantear una involución sino acoplar la velocidad de gasto de los recursos naturales con su regeneración. 

Especialista en relaciones económicas Norte / Sur, premio europeo Amalfi de sociología y ciencias sociales, su movimiento decrecentista, nacido en los años 70 y extendido en Francia, defiende la sobriedad en la vida y la preservación de los recursos naturales antes de su agotamiento. A su juicio, si el decrecimiento no es controlado "el decrecimiento que ya estamos experimentando" será consecuencia del hundimiento de una forma de capitalismo insostenible, y además será desmesurado y traumático. 

Una bomba semántica. Afirma Serge Latouche que el término decrecimiento es un eslogan, "una bomba semántica provocada para contrarrestar la intoxicación del llamado desarrollo sostenible", una forma de pensamiento, la sostenibilidad, extendida por el economicismo liberal de los años ochenta, y que propicia pagar por todo, "por ejemplo, en el caso del trigo, obliga a pagar por los excedentes, por su almacenamiento y también hay que pagar por destruir los sobrantes". "Deberíamos hablar de A-crecimiento", dijo como una invitación hacia la reflexión sobre nuestro estilo de vida, incluso sobre la exhibición de los superfluo y el enriquecimiento desmesurado. 

Desde su punto de vista "vivimos fagotizados por la economía de la acumulación que conlleva a la frustración y a querer lo que no tenemos y ni necesitamos", lo cual, afirma, conduce a estados de infelicidad. "Hemos detectado un aumento de suicidios en Francia en niños", agregó, para aludir más adelante a la concesión por parte de los bancos de créditos al consumo a personas sin sueldo y patrimonio como sucedió en Estados Unidos en el inicio de la crisis económica mundial. Para el profesor Latouche, "la gente feliz no suele consumir". 

Sus números como economista aseguran que le dan la razón: cada año hay más habitantes en el planeta a la vez que disminuyen los recursos, sin olvidar que consumir significa producir residuos y que el impacto ambiental de un español equivale a 2,2 hectáreas, y que cada año se consumen 15 millones de hectáreas de bosque "esenciales para la vida". "Y si vivimos a este ritmo es porque África lo permite", subrayó. Para el profesor Latouche, cualquier tipo de escasez, alimentaria o de petróleo, conducirá a la pobreza de la mayoría y al mayor enriquecimiento de las minorías representadas en las grandes compañías petroleras o agroalimentarias. 

Trabajar menos y producir de forma inteligente. Tachado por sus detractores de ingenuo, postuló trabajar menos y repartir el empleo, pero trabajar menos para vivir y cultivar más la vida, insistió. Desde un proyecto que calificó como "ecosocialista", además de consumir menos, la sociedad debería consumir mejor, para lo cual propuso producir cerca de donde se vive y de forma ecológica para evitar que por cualquier puesto fronterizo entre España y Francia circulen hasta 4.000 camiones a la semana "con tomates de Andalucía cruzándose con tomates holandeses". Finalizó con una alabanza al estoicismo representado en España por Séneca: "No se obtiene la felicidad si no podemos limitar nuestros deseos y necesidades".



ENTREVISTA CON S. LATOUCHE

viernes, 4 de noviembre de 2011

LA LEY del número - Ricardo Mella (1899)




CAPÍTULO I

SUPERSTICIÓN Y SUPERCHERÍA DEL SUFRAGIO

A la gran superstición política del derecho divino de los reyes, dice Spencer, ha sucedido la gran superstición política del derecho divino de los parlamentos. “El óleo santo ‑añade‑ parece haber pasado inadvertidamente de la cabeza de uno a las cabezas de muchos, consagrándolos a ellos y a sus derechos”.

Examinemos esta gran superstición que ha inspirado al primero de los filósofos positivistas tan elocuentes palabras.

El origen de los parlamentos, ya se trate de países monárquicos, ya de republicanos, es la voluntad de la mayoría, por lo menos teóricamente. Al propio tiempo, la supremacía del mayor número descansa en su derecho indiscutible a gobernar directa o indirectamente a todos. Se dice, y apenas es permitido ponerlo en duda, que la mayoría ve más claro en todas las cuestiones que la minoría, y que, siendo muchas cosas comunes a todos los hombres, es lógico y necesario que los más sean los que decidan cómo y en qué forma se han de cumplir los fines generales.

De aquí resulta una serie de consecuencias rigurosamente exactas.

La mayoría de los habitantes de un país tiene el derecho de reglamentar la vida política, religiosa, económica, artística y científica de la masa social. Tiene el derecho enciclopédico de decidir sobre todas las materias y disponer de todo a su leal saber y entender. Tiene el derecho de afirmar y negar cuanto le plazca a cada instante, destruyendo al día siguiente la obra del día anterior. En política, dicta leyes y reglas a las cuales no es permitido escapar. En economía, determina el modo y forma de los cambios, reglamenta la producción y el consumo y permite o no vivir barato, según su voluntad del momento. En religión, pasa sobre las conciencias e impone el dogma a todo el mundo bajo penas severas y mediante contribuciones o­nerosas. En artes y ciencias, ejerce el monopolio de la enseñanza y el privilegio de la verdad oficial.

Ella decide y fija las reglas higiénicas y la conducta moral que deben seguirse, cuáles funciones sociales corresponden al grupo y cuáles al individuo, en qué condiciones se ha de trabajar, adquirir riquezas, enajenar bienes, cambiar las cosas y relacionarse con las personas. Finalmente, y como digno remate, premia y castiga, y es acusador, abogado y juez, dios todopoderoso que se halla en todas partes, todo lo dispone y sobre todo vigila, atento y celoso.

Estas deducciones nada tienen de exageradas una vez admitido que la ley del número es la suprema ley.

Mas, como las mayorías no pueden realizar por sí tantas cosas, como no les es dable ocuparse a diario en tan múltiples cuestiones, surge necesariamente el complemento de la ley, la delegación parlamentaria. Y, al efecto, por medio de las mayorías, se elige también delegados o representantes que, constituidas en corporación, asumen todos los poderes de sus representados, o más bien los del país entero, y así es cómo se genera el poder omnipotente, el derecho divino de los parlamentos.

Y he aquí que, en el seno de esas cámaras o asambleas de los escogidos, se aplica de nuevo la ley radical del número y por mayoría se decretan las leyes a fin de gobernar sabiamente los intereses públicos y privados, que a tanto alcanza la omnisciencia de los legisladores. De este modo, un puñado de ciudadanos medianamente cultos, vulgarotes las más de las veces, alcanza la gracia de la suprema sabiduría. Higiene, medicina, jurisprudencia, sociología, matemáticas, todo lo poseen, porque el espíritu santo de las mayorías se cierne constantemente sobre sus cabezas. Tal es la teoría en toda su desnudez.

Tienese por temerario discutirla, por locura negarla. La imbecilidad argumenta injuriando.

Pero la sabiduría expresa la verdad. “El pueblo soberano ‑dice el positivista‑ designa a sus representantes y crea el gobierno”.

“El Gobierno, a su vez, crea derechos y los confiere separadamente a cada uno de los miembros del pueblo soberano, de donde emana. ¡He ahí una obra maravillosa de escamoteo político!”

Mas, el escamoteo no para en esto. Extiende sus dominios hasta lo más hondo de los sistemas políticos, porque, una vez afirmada la ley de las mayorías, se convierte, como veremos muy pronto, en una tremenda ficción que permite a unos cuantos encaramarse en la cucaña del poder, dictar e imponer a un pueblo entero su voluntad omnímoda.

Tratemos, pues, antes de hacer la crítica de la ley, de penetrar este misterio político, poniendo ante los ojos del lector la realidad que encierra.