lunes, 31 de octubre de 2011

DECRECIMIENTO: Nicholas Georgescu-Roegen


Nicholas Georgescu-Roegen, quien al nacer recibió el nombre de Nicolae Georgescu (Constanţa, Rumania, 4 de febrero de 1906Nashville, Tennessee, 30 de octubre de 1994), fue un matemático rumano, estadístico y economista, mejor conocido por su obra de 1970/1971 La ley de la entropía y el proceso económico (The Entropy Law and the Economic Problem, en el original en inglés), en el cual se establecía la visión de que la segunda ley de la termodinámica gobierna los procesos económicos, es decir, que la "energía libre" utilizable tiende a dispersarse o a perderse en forma de "energía restringida". Su libro se considera la obra fundacional en el campo de la termoeconomía. Fue el primer economista que habló de termodinámica y entropía. (LEER ARTÍCULO COMPLETO EN WIKIPEDIA)



Ningún sistema económico puede sobrevivir sin un aporte continuo de energía y de materia… Incluso si todos los desechos pudieran reciclarse, la disipación de la materia impediría que el fondo de capital se mantuviese constante.

Cualquier sociedad industrial se topa con una accesibilidad decreciente a la materia-energía que necesita. Si esta circunstancia no se compensa con innovaciones tecnológicas, necesariamente ha de incrementarse el capital y las gentes han de trabajar más, a condición de que la población se mantenga constante. En esta perspectiva, existe un límite tanto de la capacidad de trabajar como de la necesidad de sustento y de bienestar. Si bien las innovaciones equilibran la accesibilidad decreciente, el capital no puede permanecer constante, aunque sea en un sentido poco definido. La mayor dificultad reside entonces en la imposibilidad de que las innovaciones prosigan indefinidamente.

Los progresos tecnológicos, que tanto se nos venden y alaban en nuestra época, no deberían cegarnos. Desde el punto de vista de la economía de los recursos terrestres –base del modo de vida industrial de la humanidad-, la mayor parte de las innovaciones representan un despilfarro de baja entropía. A este respecto, que se tiren cuchillas de afeitar cuando pierden filo o que se arrojen a la basura montañas de fotocopias sin merecer siquiera un vistazo, es poca cosa en comparación con la mecanización de la agricultura y el recurso a la “revolución verde”. Que haya automóviles, carritos de golf, cortadoras de césped, etc., “más grandes y mejores” significa forzosamente que se da un agotamiento de los recursos y una polución “más grandes y mejores”.

Es esta manía del crecimiento a la que John Stuart Mill y los defensores modernos del estado estacionario quieren poner fin. El problema es que, en cierta manera, razonaron como si la negación del crecimiento tuviese que desembocar en un estado estacionario. Probablemente, su condición de economistas les impedía pensar también en un estado de decrecimiento. Ahora bien, merece destacarse que la mayoría de los argumentos a favor del estado estacionario militan, todavía mejor si cabe, a favor de ese otro estado.

Como el propio Daly reconocía, la tesis del estado estacionario no nos dice nada ni sobre la importancia de la población ni sobre el nivel de vida. Un análisis termodinámico, en cambio, resalta una vez más que el tamaño deseable de una población sería aquel que pudiera sostenerse gracias a una agricultura exclusivamente orgánica.

Con todo, la tesis de John Stuart Mill nos ofrece una gran lección: “La lucha por el éxito…, que pasa  por la saturación, por pisotear, avasallar y aniquilar a los demás, y que caracteriza a la vida social actual” –por utilizar sus propios términos- debe concluir.

Para realizar este sueño, podríamos comenzar con un programa bioeconómico mínimo, que debería tener en consideración no solo la suerte de nuestros contemporáneos, sino también la de las generaciones venideras. Durante demasiado tiempo, los economistas han predicado a favor de la maximización de nuestros propios beneficios. Ya va siendo hora de que se sepa que la conducta más racional consiste en minimizar los desechos. Toda pieza de armamento, al igual que todo gran automóvil, significa menos alimentos para los que hoy en día pasan hambre y menos arados para ciertas generaciones futuras (por muy alejadas que nos parezcan) de seres humanos semejantes a nosotros.

Lo que más necesita el mundo es una nueva ética. Si nuestros valores son justos, todo lo demás –los precios, la producción, la distribución e incluso la polución- debe serlo también. Al principio, el hombre se esforzó (al menos en cierta medida) por observar el mandamiento: “no matarás”; y más tarde, “amarás al prójimo como a ti mismo”. He aquí el mandamiento de nuestra era: “amarás a tu especie como a ti mismo”.

A pesar de todo, dicho mandamiento no podrá poner fin a la lucha que la humanidad mantiene contra el entorno y contra sí misma. El deber de los académicos consiste en contribuir a atenuar esa lucha y en no engañar a los otros con ideas que escapan al poder de la ciencia de los hombres. Con humildad, tal es la responsabilidad que enseña la bioética de Van Reusselaer-Potter.

(Extracto del libro Demain la décroissance)

* FUENTE

DOCUMENTAL SOBRE GEORGESCU-ROEGEN (FR.)

Décroissance : Hommage à Nicholas Georgescu-Roegen from Décroissance - Degrowth on Vimeo.

viernes, 28 de octubre de 2011

ENTREVISTA A Carlos Taibo sobre la crisis (07/10/2011)



Se ciernen sombras sobre nuestro deambular diario que parecen sacadas de la mente torturada de Hamlet. Definitivamente, no vivimos un buen momento. «En cierto sentido, estamos acabando con nosotros mismos», dice Carlos Taibo (Madrid, 1956), politólogo y ensayista de prestigio, autor de obras como 'Movimientos antiglobalización (¿Qué son? ¿Qué quieren? ¿Qué hacen?')' y la más reciente 'Nada será como antes (Sobre el movimiento 15-M)', ambas publicadas en Los libros de la Catarata. Taibo, amante de Pessoa, de las caricias (del viento y de las manos cómplices) y de los honrados combates intelectuales, habla con 'La Verdad' desde Madrid, desde donde hoy viajará a Murcia para pronunciar la conferencia '¿Qué supone el 15-M?' en un acto, organizado por la Confederación General del Trabajo (CGT), que tendrá lugar, a las 19.30 horas, en el salón de actos del edificio Moneo. El también autor, junto a José Luis Sampedro, de 'Sobre política, mercado y convivencia', lamenta que hayamos acabado «por generar sociedades que se han beneficiado de maravillosos crecimientos económicos que han incorporado maravillosas tecnologías; sociedades que empezamos a descubrir que han perdido buena parte de sus cimientos naturales de tal manera que los problemas y la infelicidad general se van extendiendo sin cesar».

Hay algo que a Taibo le preocupa especialmente: «Me inquieta enormemente que los recursos públicos se hayan destinado descaradamente a sanear empresas, fundamentalmente corporaciones financieras, que se han entregado a prácticas manifiestamente delictivas; mientras, en cambio, el ciudadano de a pie ve cómo esos recursos que él mismo ha generado escapan». Se escapan y generan cada vez más desasosiego. «El cortoplacismo dramático con el que actúan nuestros dirigentes políticos es otro gran problema. Miran, en el mejor de los casos, a las siguientes elecciones, y eso se traduce, por ejemplo, en una obsesión por tratar supuestamente la crisis financiera olvidándose de otras crisis, que están en la trastienda, vinculadas con la cuestión medioambiental, con las agresiones ecológicas y con el agotamiento de los recursos; todo ello dibuja un panorama muy delicado en el futuro inmediato».

-¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

-En parte porque la inmensa mayoría vivía razonablemente bien, en parte porque los medios de comunicación se han sumado al carro de las alabanzas de una situación económica que era pura ficción, de la mano de la especulación y de la burbuja inmobiliaria; y en parte porque quienes dirigen los procesos de fondo -esas grandes empresas ya citadas- han desplegado estrategias muy inteligentes orientadas a ocultar lo que estaban haciendo.

LAS MILITANTES anarquistas individualistas: mujeres libres en la Belle Époque – Anne Steiner (2008)




En los trabajos que reconstruyen la génesis del movimiento feminista apenas se citan las figuras de las mujeres anarco-individualistas de principios del siglo XX. Tal vez, porque, siendo hostiles tanto al régimen parlamentario como a la relación salarial, se mantuvieron al margen de los combates emprendidos por las feministas de la Belle Époque para la obtención del derecho al voto y por la mejora de las condiciones de trabajo de las mujeres; y acaso también porque, con excepción de artículos publicados en la prensa libertaria y de algunos panfletos hoy olvidados, dejaron pocas huellas escritas.

Estas mujeres, que no fueron ni reformistas ni revolucionarias, expresaron esencialmente su rechazo de las normas dominantes mediante prácticas tales como la unión libre, a menudo plural, la participación en experiencias de vida comunitaria y de pedagogía alternativa y, en fin, mediante la propaganda activa a favor de la contracepción y el aborto al lado de los militantes neo-malthusianos. Al evocar sus itinerarios y sus escritos, nos gustaría dotar de algo de visibilidad a estas “marginales” que desearon, sin dejarlo para hipotéticos mañanas de utopía, vivir libres aquí y ahora.

El anarquismo individualista: una corriente emancipadora

El rechazo del obrerismo

Puede fecharse a finales de los años 1890 la aparición en Francia de una corriente individualista en el seno del movimiento anarquista. Enfrentada tanto a los anarquistas comunistas como a los anarco-sindicalistas, tanto a quienes sueñan con la insurrección como a quienes ponen todas sus esperanzas en la huelga general, se caracteriza por la primacía concedida a la emancipación individual por encima de la emancipación colectiva. Su desconfianza con respecto a toda tentativa revolucionaria procede en parte de que la creen condenada al fracaso, al menos en el futuro próximo, y de que rechazan la condición de generación sacrificada:

Los individualistas son revolucionarios, pero no creen en la Revolución. No creer en ella no quiere decir que sea imposible. Tal cosa resultaría absurda. Nosotros negamos que sea posible antes de mucho tiempo; y añadimos que, si un movimiento revolucionario se produjese en el presente, aunque saliese victorioso, su valor innovador sería mínimo […]. La revolución aún está lejana; y, puesto que pensamos que las alegrías de la vida se encuentran en el Presente, creemos poco razonable consagrar nuestros esfuerzos a dicho futuro [1].

Esta urgencia por vivir es reafirmada constantemente a lo largo de las columnas de l’anarchie, órgano de los individualistas anarquistas: “La vida, toda la vida, se encuentra en el presente. Esperar es perderla” [2]. Pero su rechazo de trabajar por la revolución se funda también en la certidumbre de que ésta no podría dar a luz un mundo mejor en el actual estado de las mentalidades:

Siempre hemos dicho que votar no servía de nada, que hacer la revolución no servía de nada, que sindicarse no servía de nada en tanto los hombres sigan siendo lo que son. Hacer la revolución uno mismo, liberarse de los prejuicios, formar individualidades conscientes, he aquí el trabajo de la anarquía [3].

jueves, 27 de octubre de 2011

LIBERTARI@S. Autogestión y jerarquía - Cornelius Castoriadis




Vivimos en una sociedad cuya organización es jerárquica, y esto en el trabajo, la producción, la empresa; o en la administración, la política, el Estado; o incluso en la educación y la investigación científica. La jerarquía no es una invención de la sociedad moderna. Sus orígenes se remontan muy atrás, por más que no haya existido siempre y que haya habido sociedades no jerárquicas que han funcionado muy bien. Pero en la sociedad moderna, el sistema jerárquico (o, lo que viene a ser más o menos lo mismo, burocrático)  se ha convertido en prácticamente universal. Dondequiera que se dé una actividad cualquiera, ésta se organiza conforme al principio jerárquico, y la jerarquía del mando y del poder coincide cada vez más con la jerarquía de los salarios y las rentas. De tal suerte que la gente casi no consigue ya imaginar que podría ser de otra manera y que ellos mismos podrían ser otra cosa distinta de lo que establece su posición en la pirámide jerárquica.

Los defensores del sistema actual intentan justificarlo como el único “lógico”, “racional”, “económico”. Ya hemos intentado demostrar que tales “argumentos” no valen nada y no justifican nada, que son falsos tomados separadamente y contradictorios cuando se los considera en conjunto. Tendremos ocasión de volver a ello más adelante. Mas también se presenta el sistema actual como el único posible, supuestamente impuesto por las necesidades de la producción moderna, por la complejidad de la vida social, la gran escala de todas las actividades, etc. Trataremos de demostrar que esto no es cierto y que la existencia de una jerarquía es radicalmente incompatible con la autogestión.

AUTOGESTIÓN Y JERARQUÍA DE MANDO

La decisión colectiva y el problema de la representación

¿Qué significa, socialmente, el sistema jerárquico? Que una capa de la población dirige la sociedad y las demás no hacen más que ejecutar sus decisiones; y también que dicha capa, al recibir los ingresos más elevados, se beneficia de la producción y del trabajo de la sociedad mucho más que las otras. En pocas palabras, que la sociedad está dividida entre una capa que dispone del poder y de los privilegios y el resto, que ha sido desposeído de ambos. La jerarquización –o burocratización- de todas las actividades sociales no es hoy más que la forma, cada vez más preponderante, de la división de la sociedad. Como tal, es a la vez resultado y causa del conflicto que desgarra a la sociedad.

Si esto es así, resulta ridículo preguntarse: ¿es compatible la autogestión, es compatible el funcionamiento y la existencia de un sistema social autogestionado con el mantenimiento de la jerarquía? Es tanto como preguntarse si la supresión del sistema penitenciario actual es compatible con el mantenimiento de los guardias de prisiones, de sus jefes y de los directores de las cárceles. Pero como es sabido, aquello que no hace falta decir se entiende aun mejor cuando se dice. Tanto más cuanto que, desde hace milenios, se hace penetrar en el espíritu de las gentes desde su más tierna infancia la idea de que es “natural” que unos manden y otros obedezcan, que unos tengan demasiado de los superfluo y otros no tengan bastante de lo necesario.

Queremos una sociedad autogestionada. ¿Qué quiere decir esto? Una sociedad que se gestiona, es decir que se dirige a sí misma. Pero esto aún debe ser precisado. Una sociedad autogestionada es una sociedad en la que todas las decisiones son tomadas por la colectividad que, en cada ocasión, se ve concernida por el objeto de tales decisiones. Es decir, un sistema en el que aquellos que desarrollan una actividad deciden colectivamente lo que van a hacer y cómo hacerlo, con la única limitación que deriva de su coexistencia con otras unidades colectivas. Así, las decisiones que conciernen a los trabajadores de un taller deben ser tomadas por los trabajadores de ese taller; aquellas que afectan a varios talleres a la vez, deben ser tomadas por el conjunto de los trabajadores afectados o por sus delegados elegidos y revocables; aquellas que conciernen a los habitantes de un barrio, por los habitantes del barrio; y aquellas, en fin, que conciernen a toda la sociedad por la totalidad de las mujeres y los hombres que viven en ella.

Pero ¿qué significa decidir?

Decidir es decidir por uno mismo. No es dejar la decisión en manos de “personas competentes” sometidas a un vago “control”. No es tampoco designar a las personas que van a decidir. No porque la población francesa designe una vez cada cinco años a quienes harán las leyes, hace ella misma las leyes. No porque designe, una vez cada siete años, a quien decidirá la política del país, decide por sí misma esa política. No decide, aliena su poder de decisión en “representantes” que, por eso mismo, no son ni pueden ser sus representantes. Ciertamente, la designación de representantes o de delegados por las diferentes colectividades, así como la existencia de órganos –comités o consejos- formados por tales delegados será, indispensable en una multitud de ocasiones. Pero no será compatible con la autogestión más que si dichos delegados representan verdaderamente a la colectividad de la que emanan, y esto implica que permanezcan sometidos a su poder. Lo cual, a su vez, significa no sólo que esta última los elige, sino también que puede revocarlos cada vez que lo juzgue necesario.

POR UNA SOCIEDAD de decrecimiento - Serge Latouche (2003)




El 14 de febrero de 2002, en Silver Spring, frente a las autoridades estadounidenses de meteorología, George Bush declaraba lo siguiente: El crecimiento es la solución, no es el problema". "El crecimiento es la clave del progreso ecológico, porque provee los recursos que permiten invertir en las tecnologías no contaminantes". En el fondo esta posición "pro-crecimiento" es igualmente compartida por la izquierda, e incluso por muchos alter-mundialistas que consideran que el crecimiento es también la solución del problema social porque crea empleos y favorece una distribución más equitativa.

Después de algunas décadas de derroche frenético, parece ser que entramos en la zona de las tormentas en sentido literal y figurado… El desorden climático viene acompañado por las guerras del petróleo, a las que seguirán las guerras por el agua, pero también posibles pandemias, desaparición de especies vegetales y animales esenciales a raíz de catástrofes biogenéticas previsibles.

En estas condiciones, la sociedad de crecimiento no es sostenible, ni deseable. Es pues urgente pensar en una sociedad de "decrecimiento" en lo posible serena y amigable.

Cabe definir a la sociedad de crecimiento como una sociedad dominada precisamente por una economía de crecimiento, y que tiende a dejarse absorber en ella. El crecimiento por el crecimiento se convierte así en el objetivo primordial, si no el único de la vida. Semejante sociedad no es sostenible, ya que se topa con los límites de la biosfera. Si tomamos como índice del "peso" ambiental de nuestro modo de vida, "su huella" ecológica en superficie terrestre necesaria, obtenemos resultados insostenibles tanto desde el punto de vista de la equidad en los derechos de absorción de la naturaleza como desde el punto de vista de la capacidad de regeneración de la biosfera. Un ciudadano de Estados Unidos consume en promedio 8,6 hectáreas, un canadiense 7,2, un europeo medio 4,5. Estamos muy lejos de la igualdad planetaria y más aún de un modo de civilización duradero que necesitaría restringirse a 1,4 hectáreas, admitiendo que la población actual se mantuviera estable.

Para conciliar los dos imperativos contradictorios: el crecimiento y el respeto por el medio ambiente, los expertos piensan encontrar la poción mágica en la "ecoeficiencia" pieza central y a decir verdad única base seria del "desarrollo duradero". Se trata de reducir progresivamente el impacto ecológico y la amplitud de la extracción de los recursos naturales para alcanzar un nivel compatible con la capacidad admitida de carga del planeta.

Si nos atenemos a Ivan Illich, la desaparición programada de la sociedad de crecimiento no es necesariamente una mala noticia. "La buena noticia es que, no es necesario evitar los efectos secundarios negativos de algo que en sí mismo sería bueno por lo que tenemos que renunciar a nuestro modo de vida, como si tuviéramos que dirimir entre el placer de un plato exquisito y los riesgos aferentes. No. Sucede que el plato es intrínsecamente malo, y que seríamos mucho más felices si nos alejáremos de él. Vivir de otro modo para vivir mejor".

lunes, 24 de octubre de 2011

LIBERTARI@S. 'La Anarquía' - Elisée Reclus (1894)



"[...] El sueño de la libertad mundial ha dejado de ser una pura utopía filosófica y literaria, como era para aquellos fundadores de ciudades del Sol o de nuevas Jerusalenes; se ha convertido en el fin práctico, activamente buscado por multitudes de hombres unidos que colaboran resueltamente en el nacimiento de una sociedad en la que ya no habrá amos, ni vigilantes oficiales de la moral pública, ni carceleros, ni verdugos, ni ricos ni pobres, sino tan sólo hermanos que tengan su porción de pan diario, iguales en derechos, manteniéndose en paz y cordial unión, no por obediencia a las leyes, a las que siempre acompañan temibles amenazas, sino por el respeto mutuo de sus intereses y la observación científica de las leyes naturales.

[...] No sin razón, el nombre de “anarquistas”, que después de todo no tiene sino un significado negativo, sigue siendo aquel con el que somos universalmente designados. Se nos podría llamar “libertarios”, tal como gustosamente se califican algunos de nosotros, o bien “armonistas”, a causa del libre acuerdo de las voluntades que, a nuestro parecer, constituirá la sociedad futura; pero estas apelaciones no nos diferencian lo suficiente de los demás socialistas. Es sin duda la lucha contra todo poder oficial lo que esencialmente nos distingue; cada individualidad nos parece el centro del universo, y todas tienen los mismos derechos a su desarrollo integral, sin intervención de un poder que las dirija, las sermonee o las castigue".

[La Anarquía - Élisée Reclus (1894). Discurso pronunciado por Reclus en la logia masónica de los Amis Philanthropes de Bruselas y reproducido en las números 3, 4 y 5 del primer año de la revista Temps Nouveaux (mayo y junio de 1895)].


viernes, 21 de octubre de 2011

ENTREVISTA CON CARLOS TAIBO: “¿Qué teníamos el 14 de mayo, de qué podías presumir?”



Carlos Taibo es una de las voces que amplifica el movimiento 15M. Catedrático de ciencias políticas, analiza en su último libro, “El 15 M en sesenta preguntas”, las características de un movimiento que en sus cinco meses de vida ha conseguido varios éxitos. Para Taibo, las dos columnas que sostienen toda la arquitectura del 15M son los movimientos sociales críticos y los jóvenes indignados. Los primeros son los históricos de la izquierda no oficial; los segundos, jóvenes ultrapreparados sin demasiadas oportunidades a la vista. A esas dos “almas”, como él las define, podría sumarse una tercera que daría un impulso y expandiría las demandas: la clase trabajadora. Una clase media empobrecida cuyas condiciones de vida se ven degradadas.
Taibo mantiene un discurso muy crítico con la izquierda tradicional y ondea con orgullo conceptos como “anticapitalismo”, “antiglobalización” o “decrecimiento”, pero su condición de profesor, admite, no le pone en una posición superior. Al contrario, se identifica con los movimientos de izquierda críticos y participa activamente en las comisiones de su barrio.
Este sábado 15 de de celebrarán manifestaciones en más de 50 países. Periodismohumano le entrevista.


Periodismohumano. Detrás del 15 M hay un trabajo de muchos años de los movimientos sociales críticos y varios antecedentes, como las manifestaciones de la guerra de Iraq o el Prestige. ¿Ha tardado mucho tiempo en surgir?
Carlos Taibo. Sí, hasta el punto de que muchos pensábamos que no iba a suceder algo parecido. Si las agresiones iban a más y no había una respuesta popular perceptible, eso quería decir que faltaban las bases para organizar algo distinto. Pero las características de este tipo de movimientos es algo que conocemos muy mal: cuando en un determinado momento se reúnen determinados factores resulta que por detrás de aquello que no parecía que existiera, sí que existía una voluntad de cuestionar las cosas. Pero también es verdad que alguien dirá que eso se ve contrarrestado ahora porque ha sido más fuerte que en otros países. Ha llegado después, sí,  pero quizá ha exhibido y exhibe mayor fuerza. A mí me sigue sorprendiendo el interés que suscita en el extranjero, hasta el punto de que aquí no le damos tanta importancia.
P .Una de las críticas al éxito del movimiento es que no convoca a tantas personas como otras causas…
C.T. Las manifestaciones que he visto han sido gloriosas en número, con toda la prudencia de emplear el número de manifestantes como un baremo sobre la realidad. En Madrid, la manifestación en contra de la reforma constitucional convocada por los dos principales sindicatos e Izquierda Unida reunió a 4.000 personas. Esas son bastantes menos que lo que reúne el 15M. Existe un cambio objetivo.
P. Más allá de la preocupación electoral, ¿cree que la clase política se da por aludida con las demandas del movimiento?
C.T. Yo pienso que sí. Pero creo que la actitud de los integrantes del 15M no es modificar la conducta de los políticos aunque pueda parecer lo contrario: es asumir la creación de un espacio distinto donde se articulen unas reglas de juego diferentes. Si los políticos modificaran su conducta sería una ventaja sobrevenida. Un colega catalán ha estudiado las demandas de la patronal catalana y el resultado fue que después del 15M se habían suavizado. A un movimiento de cuatro meses no se le puede pedir gran éxito porque no ha desarrollado todas sus potencialidades.
P. ¿Ha sabido el movimiento sacudirse las etiquetas e intentos de adhesión de fuerzas políticas?
C.T. Sí, y no sólo eso. Es lo que llamo “vivificación del termómetro social” de estos jóvenes indignados lo que ha producido comportamientos interesantes e inteligentes. El ejemplo que pongo es la reforma de la ley electoral. Si me preguntas por la ley, diré que no me interesa porque no voto; pero si me preguntas que si es injusta, diré que sí. Y si alguien me pide el apoyo, se lo daré, pero a cambio de que esa persona se inmiscuya en generar esos espacios de autonomía. No hay motivos para pensar que quien está a favor de reformar la ley electoral está en contra de esos espacios de autonomía de movimientos sociales críticos. Ese equilibrio de saber darle algo al otro a cambio de que el otro te dé, es algo que se está haciendo muy bien en el 15M. Y tiene que ver más con los indignados que con los movimientos sociales críticos, que arrastran ciertos posos y algo de “mala leche”. Además, muchos movimientos contestatarios desaparecen cuando una parte de sus demandas son aceptadas por las instituciones.

martes, 11 de octubre de 2011

LA ACCIÓN POLÍTICA COMO TEATRO DE GUERRILLA (CHARLA/DEBATE)


Proyección de fragmentos de Chicago 10 (Brett Morgen, 2007) y debate.
Introducción y moderación a cargo de Amador Fernández-Savater, editor de Acuarela Libros y responsable del blog “Fuera de lugar” (blogs.publico.es/fueradelugar).
VIERNES, 14 DE OCTUBRE, A LAS 19:00. EN LA CASA DEL BARRIO


Quiénes fueron los Yippies?
Los miembros del Youth International Party (Partido Internacional de la Juventud) conocidos como Yippies, fueron una rama de los muchos y variados movimientos sociales vinculados a  la Nueva Izquierda (New Left) norteamericana de los años 60. Como casi todos ellos, los  Yippies también se enfrentaron a la guerra de Vietnam así como al resto de expresiones  derivadas del statu quo estadounidense o Amerika, como les gustaba llamarle a ellos, con k de Ku Klux Klan.
Lo que diferenció a los Yippies del resto de movimientos sociales de la época fue, sin duda,  las tácticas que llevaron a cabo para tal fin. Para los Yippies, la política no pasaba por la conciencia, era más bien algo irracional; algo que tenía que ver más con los sentimientos que con el intelecto. La política Yippie pasaba por el cuerpo, debía “atravesarte”; de ahí  que la imagen, lo visual, fuese siempre para ellos tan importante; tanto que llegaron a afirmar que lo que de ellos se dijese carecía de interés, lo que al Youth International Party le importaba de verdad era ser visto. “La historia está en las imágenes, no en las palabras”, decían, de ahí su interés en los medios de comunicación.
Los Yippies, en la estela de Marshall Mcluhan, entendían la revolución como una lucha de símbolos, un campo de batalla en el que los signos servían a modo de armas. A la fabricación de esas armas dedicaron gran parte de sus esfuerzos activistas. Muchas de ellas (guerrilla de la comunicación, creación de mitos, performance callejera, humor y absurdo) han sido retomadas por movimientos políticos recientes. ¿Qué continuidades y discontinuidades podemos establecer entre el ayer de los yippies y nuestra actualidad? ¿Cómo pensamos hoy la relación entre política, imagen y medios de comunicación?


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lunes, 10 de octubre de 2011

CÓMO SER UN YIPPIE - JERRY RUBIN


[HAZ CLIC SOBRE LA IMAGEN]


Fumamos mucha hierba para poder abordar el problema lógicamente:
Es una revolución juvenil.
Y de Youth.
Es una revolución internacional.
I de International.
Es gente que intenta llevar significado, diversión, éxtasis a sus vidas: una fiesta.
P de Party.
¿Qué nos sale?
Youth International Party.
Paul Krassner se puso en pie de un salto y gritó:
-¡YIIIIIIIIIIIIIPPIEEE! ¡Somos yippies!
Había nacido un movimiento.
[…]

El cometripis marxista, el bolchevique psicodélico. No estaba a gusto en el ESD [Estudiantes por una Sociedad Democrática] y no era ni hippie del flower power ni intelectual universitario. Un fumeta politizado. Un híbrido de la Nueva Izquierda y los hippies, algo nuevo y diferente.
Un pendenciero pasota con una pistola al cinto. Tan feo que su aspecto asusta a la clase media.
Un pedazo de cabrón melenudo, barbudo, piloso y chalado cuya vida es teatro y a cada momento crea una nueva sociedad mientras destruye la antigua.
La realidad estaba ahí. Hacía falta un mito para acrisolar esa energía.
[…]

El mito es real si levanta un escenario en el que la gente puede representar sus sueños y fantasías.
El mito es siempre mayor que la persona. El mito del Che Guevara es más poderoso todavía que el Che. El mito del ESD es más fuerte que el ESD.
El mito yippie derrocará al gobierno.
El mito hace la revolución. Marx es un mito. Mao es un mito. Dylan es un mito. Los Panteras Negras son un mito.
La gente intenta emular el mito, y saca entonces lo mejor de sí misma.
El secreto del mito yippie es que es absurdo. Su principal declaración es una hoja de papel en blanco.
[…]
Los hippies nos consideran políticos, y los políticos nos consideran hippies. Sólo la derecha nos ve como lo que somos.
[…]

CRISIS DE LA PRESENCIA. UNA LECTURA DE TIQQUN - AMADOR FERNÁNDEZ SAVATER



Buscando otro punto de partida y otra fuente de energía para la política, una vez se me hizo añicos una politización militante con referencia a los movimientos sociales, me encontré con Tiqqun y su interrogación sobre el Bloom. En este texto he ido desplegando (muy a mi manera de entender) una secuencia de su pensamiento —presencia soberana, crisis de la presencia, metafísica crítica, magia, Bloom, dispositivos, crítica, preguntar vinculante, potencia, disponibilidad y ambivalencia— que no me interesa como “nueva teoría crítica”, sino como retazo posible de un nuevo mapa de conceptos con el cual explicar(me) mi propio recorrido y afinar todo lo posible la sensibilidad para detectar nueva potencia de transformación allí donde no se la espera, allí donde no asume formas clásicas.

ALGUNOS PIONEROS: BONNIE, CLYDE & ROBERT THEOBALD




Bonnie Parker y Clyde Barrow son los líderes de la Nueva Juventud
 -Jerry Rubin.





Mi objetivo es crear una situación de pleno desempleo: un mundo en el que la gente ya no tenga que soportar un trabajo. Y creo que este tipo de mundo ya está de hecho al alcance de la mano.
-Robert Theobald.

DESPUÉS DE LA PUERTA DEL SOL - ENTREVISTA CON AMADOR FERNÁNDEZ-SAVATER




Atento cronista de las ocupaciones de plazas y las asambleas masivas de los llamados “indignados” en España, Amador Fernández-Savater (Madrid, 1974) analiza ahora lo que quedó de aquellas protestas y lo que continúa del movimiento. Una nueva visión, dice, que ya no busca cambiar el mundo sino defenderlo contra quienes lo arruinan.

Por Veronica Gago
–¿Cuál es la novedad del 15-M para la cultura política española del último tiempo?
–El periodista Guillem Martínez acuñó el término de Cultura de la Transición (CT) para nombrar la cultura –en sentido fuerte: maneras de ver, de hacer y de pensar– que ha sido hegemónica en España durante los últimos treinta años, la que nace con la derrota de los movimientos radicales de los ’70 (movimiento obrero autónomo, contracultura, etc.). La CT es una cultura esencialmente consensual, pero no en el sentido de que llegue a acuerdos mediante el diálogo de los desacuerdos, sino de que impone ya de entrada los límites de lo posible: la democracia-mercado es el único marco admisible de convivencia y organización de lo común, punto y final. La CT se dedica entonces desde hace treinta años a poner ese punto y final (una y otra vez): “eso no se discute”, “no sé de qué me hablas”, “el pasado ha pasado”, “no hay alternativa”, “o yo o el caos”, etc. Es una cultura profundamente desproblematizadora: no se pueden hacer preguntas sobre las formas de organizar la vida en común por fuera de lo posible autorizado. Y, por tanto, profundamente despolitizadora: porque la política va precisamente de hacer preguntas sobre los modos de estar juntos.
–¿Se percibe ahora una crisis de esa Cultura de la Transición?
–El poder de la CT se ha ido vaciando con los años. Por un lado, han ido desapareciendo o disminuyendo los miedos que la CT administraba e instrumentalizaba en tanto “poder de salvación”: golpe militar, terrorismo de ETA, ruptura de España, etc. Al mismo tiempo, se han ido perdiendo los derechos colectivos asociados al Estado del bienestar (privatizaciones, recortes, precarización generalizada, etc.) incluidos también en el consenso. La CT se percibe cada vez menos como protección y cada vez más como la fuente misma de los peligros contemporáneos. Por otro lado, las nuevas dinámicas sociales y culturales erosionan la legitimidad de la CT: la gente joven consume cada vez menos CT y cada vez más cultura de mercado, la Red habilita la posibilidad de un desborde del monopolio de la palabra que estaba en manos de los intelectuales y expertos CT, etc. En la CT, el consenso sobre las cuestiones políticas y económicas es absoluto: el sistema de partidos y el mercado no son ni pueden ser objeto de discusión. Sin embargo, se escenifica un conflicto permanente en el que estamos invitados a tomar partido: PSOE o PP, izquierda o derecha, capitalismo ilustrado o capitalismo troglodita, “las dos Españas”. Esa polarización organiza nuestro mapa de lo posible. Se puede hablar sobre nacionalismo, la lengua o el laicismo, pero no sobre la precariedad, los desahucios y las hipotecas. Se puede discutir sobre el tabaco, los límites de velocidad y los toros, pero no cuestionar la representación política. La derecha extrema ataca agresivamente el derecho al aborto, el matrimonio homosexual y la asignatura de Educación para la Ciudadanía. La izquierda progre responde educadamente con gestos simbólicos sobre el crucifijo en las escuelas, el multiculturalismo o el feminismo. Pero en cualquiera de los casos, la CT se asegura siempre el monopolio de los temas: decidir en torno a qué se piensa y en qué términos.
–¿El 15-M entonces ya expresa otra manera de entender el mundo?
–El movimiento 15-M cambia de tema. Evita cuidadosamente los debates identitarios que nos capturan en el tablero de ajedrez de la política-espectáculo y apunta directamente al mayor de los tabúes exigiendo “democracia real ya”. Es decir, afirmando que es el pueblo quien debe mandar y no los políticos ni el dinero. “Democracia real ya” es un enunciado que altera completamente el monopolio de las palabras y los temas que ejerce cotidianamente la CT. La desafección con respecto a la cultura consensual, que tiene un recorrido muy largo y se ha expresado de mil formas distintas a lo largo de años (desde el fenómeno de la abstención electoral hasta los movimientos sociales), se ha organizado en el 15-M como un hecho masivo y completamente central, ya no marginal, en la sociedad. En primer lugar como rechazo desafiante, explícito y sonoro de la política de (todos) los políticos. Las consignas más coreadas son “no nos representan” o “lo llaman democracia y no lo es”. Pero luego también como experimentación práctica y positiva del enunciado-consigna democracia real ya en asambleas, acampadas y redes sociales de todo tipo. El 15-M es la mayor brecha que hemos visto aparecer nunca en la CT.

COCINA YIPPIE - ELDRIDGE CLEAVER (*)



Jerry [Rubin] hace que nos riamos al poner en evidencia a los cerdos, porque sabe que cuando la gente empieza a reírse del rey y de los gobernantes, cuando empieza a verlos como un chiste, como una farsa, falta poco para que se alcen en armas y maten a los cerdos y destruyan su poder. Un cerdo ridiculizado es un cerdo muerto, asado al estilo yippie. Eso me va, pero todavía me va más el cerdo a la brasa al estilo del barrio.

- Introducción a Do it de Jerry Rubin (1970)
(*) E. Cleaver era, a la sazón, ministro de comunicación de los Panteras Negras.

ALGUNOS PIONEROS: TEX AVERY & HERBERT MARCUSE





Hoy en día el poder político se afirma por medio de su poder sobre el proceso mecánico y sobre la organización técnica del aparato. El gobierno de las sociedades industriales avanzadas y en crecimiento sólo puede mantenerse y asegurarse cuando logra movilizar, organizar y explotar la productividad técnica, científica y mecánica de que dispone la civilización industrial. Y esa productividad moviliza a la sociedad entera, por encima y más allá de cualquier interés individual o de grupo. El hecho brutal de que el poder físico (¿sólo físico?) de la máquina sobrepasa al del individuo, y al de cualquier grupo particular de individuos, hace de la máquina el instrumento más efectivo en cualquier sociedad cuya organización básica sea la del proceso mecanizado. Pero la tendencia política puede invertirse; en esencia, el poder de la máquina es sólo el poder del hombre almacenado y proyectado. En la medida en que el mundo del trabajo se conciba como una máquina y se mecanice de acuerdo con ella, se convierte en la base potencial de una nueva libertad para el hombre.

La civilización industrial contemporánea demuestra que ha llegado a una etapa en la que «la sociedad libre» no se puede ya definir adecuadamente en los términos tradicionales de libertades económicas, políticas e intelectuales, no porque estas libertades se hayan vuelto insignificantes, sino porque son demasiado significativas para ser confinadas dentro de las formas tradicionales. Se necesitan nuevos modos de realización que correspondan a las nuevas capacidades de la sociedad.

El hombre unidimensional - Herbert Marcuse (1954) [DESCARGAR LIBRO]



APUNTES DE ACAMPADASOL - Amador Fernández-Savater


Un amigo me cuenta que el historiador griego Heródoto resumía su método de la siguiente manera: “anoto todo lo que no entiendo”. Es decir, Heródoto anotaba todo lo que estaba por pensar, lo registraba para que no se perdiera. En estos “apuntes de acampada” yo me planteo también anotar todo lo que no entiendo: los detalles, las escenas y las situaciones de la acampadasol que me hacen preguntas. Pero también lo que me maravilla de lo que está ocurriendo y lo que me parece que resuena con ese nuevo pensamiento+sensibilidad de lo político que unos cuantos amigos exploramos desde el 11-M. Sólo me sale vincularme con lo lo que pasa a través de esta escritura fragmentaria, la de los propios apuntes del cuaderno que llevo siempre encima.

“La clave está en Sol”

Una amiga me dice: “ya no se trata de tomar la calle, sino de crear la plaza”. Me lo dice como señalándome una diferencia decisiva. Tenemos que entenderla.

¿Qué tenemos en común los que estamos en la plaza? No una demanda concreta, sino más bien el compartir un problema. El problema es la representación. No queríamos la Ley Sinde y los políticos la impusieron. No queremos que los que menos tienen paguen la crisis y eso es lo que pasa. Ha de mandar la gente, la representación ha de ser representativa. Por algo “Lo llaman democracia y no lo es” y “No nos representan” son los cánticos estrella. A partir de ahí se abre un abismo. Paseo por Sol y veo sucesivamente tres pancartas: “autogestión”, “reforma de la Ley electoral”, “No queremos políticos corruptos, sino gestores eficientes”.

Otra amiga: “todo el mundo parece enamorado, mira qué sonrisas”.

Desde el primer día, me impresiona muchísimo la seriedad que atraviesa la acampada, el grado altísimo de madurez y de organización. Hay café y comida abundante (mucha la traen vecinos de Madrid). Se cuida la limpieza y todo el rato se recuerda que “esto no es un botellón”. El jueves había un par de espacios de guardería con cartones en el suelo y muchos niños jugando y pintando. En los grupos y las comisiones que se reúnen por todos lados hay niveles insólitos de escucha, como si estuviese claro para todos que no es tan importante lo que cada cual trae de su casa como lo que podemos elaborar juntos. “Aquí sí se puede vivir”, dice alguien a mi lado. El esfuerzo colectivo por cuidar el espacio construye durante unos días un pequeño mundo habitable donde cabemos todos. Es lo mismo que se leía hace meses sobre la Plaza Tahir.

“No votes, tuitea”

YIPPIES GO TO HOLLYWOOD





domingo, 9 de octubre de 2011

ALGUNOS PIONEROS: CHE GUEVARA & DADÁ



Manifiesto CANÍBAL DADÁ
Francis Picabia
(Leído durante la velada Dadá del Teatro de la Maison de l'Oeuvre el 27 de marzo de 1920)

Son todos ustedes acusados; levántense. El orador no puede hablarles sino están ustedes de pie.

De pie como ante la Marsellesa.
De pie como ante el himno ruso.
De pie como ante el God save the King.
De pie como ante la bandera.
En fin, de pie ante DADA, que representa la vida y les acusa a ustedes de querer lo que sea por esnobismo, siempre y cuando cueste caro.

¿Se han sentado todos de nuevo? Tanto mejor, de esta manera podrán escucharme con mayor atención.

¿Qué hacen ustedes aquí, hacinados como ostras serias? Porque ustedes son serios, ¿no es así?

Serios, serios, serios hasta la muerte.

La muerte es cosa seria, ¿eh?

Uno muere como un héroe o como un idiota, que es lo mismo. La única palabra que no es efímera es la palabra muerte. Quieren ustedes la muerte para los otros.

A muerte, a muerte, a muerte.

Sólo el dinero no muere, se va sencillamente de viaje.

Es el Dios, aquel al que se respeta, el personaje serio – dinero respeto de las familias. Honor, honor al dinero: el hombre que tiene dinero es un hombre honorable.

El honor se compra y se vende como el culo. El culo, el culo representa la vida como las patatas fritas, y todos ustedes que son serios, todos ustedes olerán peor que la mierda de vaca.

DADÁ, por su parte, no huele a nada, no es nada, nada, nada.

Es como sus esperanzas: nada.
Como sus paraísos: nada.
Como sus ídolos: nada.
Comos sus políticos: nada.
Como sus héroes: nada.
Como sus artistas: nada.
Como sus religiones: nada.
Silben, griten, rómpanme la jeta, ¿y luego? ¿luego qué? Una vez más diré que son ustedes unos primos. En tres meses, mis amigos y yo les venderemos nuestros cuadros por algunos francos.


LA CENA DEL MIEDO - Amador Fernández-Savater




La semana pasada recibí una llamada del Ministerio de Cultura. Se me invitaba a una reunión-cena el viernes 7 con la ministra y otras personas del mundo de la cultura. Al parecer, la reunión era una más en una serie de contactos que el Ministerio está buscando ahora para pulsar la opinión en el sector sobre el tema de las descargas, la tristemente célebre Ley Sinde, etc. Acepté, pensando que igual después de la bofetada que se había llevado la ley en el Congreso (y la calle y la Red) se estaban abriendo preguntas, replanteándose cosas. Y que tal vez yo podía aportar algo ahí como pequeño editor que publica habitualmente con licencias Creative Commons y como alguien implicado desde hace años en los movimientos copyleft/cultura libre.

El mismo día de la reunión-cena conocí el nombre del resto de invitados: Álex de la Iglesia, Soledad Giménez, Antonio Muñoz Molina, Elvira Lindo, Alberto García Álix, Ouka Leele, Luis Gordillo, Juan Diego Botto, Manuel Gutiérrez Aragón, Gonzalo Suárez (relacionado con el ámbito de los videojuegos), Cristina García Rodero y al menos dos personas más cuyos nombres no recuerdo ahora (perdón). ¡Vaya sorpresa! De pronto me sentí descolocado, como fuera de lugar. En primer lugar, porque yo no ocupo en el mundo de la edición un lugar ni siquiera remotamente comparable al de Álex de la Iglesia en el ámbito del cine o Muñoz Molina en el de la literatura. Y luego, porque tuve la intuición de que los invitados compartían más o menos una misma visión sobre el problema que nos reunía. En concreto, imaginaba (correctamente) que sería el único que no veía con buenos ojos la Ley Sinde y que no se sintió muy triste cuando fue rechazada en el Congreso (más bien lo contrario). De pronto me asaltaron las preguntas: ¿qué pintaba yo ahí? ¿En calidad de qué se me invitaba, qué se esperaba de mí? ¿Se conocía mi vinculación a los movimientos copyleft/cultura libre? ¿Qué podíamos discutir razonablemente tantas personas en medio de una cena? ¿Cuál era el objetivo de todo esto?

sábado, 8 de octubre de 2011

LA NACIÓN DE WOODSTOCK




HOFFMAN: Me llamo Abbie. Soy un huérfano de América.
WEINGLASS: ¿Dónde reside?
HOFFMAN: Vivo en la Nación de Woodstock.
WEINGLASS: ¿Puede decirle al Tribunal y al jurado dónde se encuentra eso?
HOFFMAN: Sí. Es una nación de jóvenes alienados. La llevamos con nosotros del mismo modo que los indios Sioux llevan con ellos su nación. Es una nación dedicada a la cooperación frente a la competencia, a la idea de que la gente debería contar con mejores medios de intercambio que la propiedad o el dinero, de que deberían existir otras bases para la interacción humana. Es una nación dedicada a…
TRIBUNAL: Discúlpeme, señor. Léale la pregunta al testigo, por favor.
TAQUÍGRAFO: “¿Puede decirle al Tribunal y al jurado dónde se encuentra eso?”
HOFFMAN: Está en mi mente y en las mentes de mis hermanos y hermanas. No consiste en propiedades ni en nada material, sino más bien en ideas y en ciertos valores; dichos valores son la cooperación frente a la competencia, y…
SCHULTZ: Eso no nos dice dónde está la Nación de Woodstock, sea ésta lo que sea.
WEINGLASS: Señoría, el testigo la ha identificado como un estado mental y pienso que tiene derecho a definir dicho estado mental.
HOFFMAN: Va a ser un interrogatorio apasionante.
TRIBUNAL: No, queremos su lugar de residencia, si es que lo tiene, su lugar de trabajo, si es que tiene alguna dedicación, o ambos, si es que quiere decir ambos. Bastará con una dirección. Pero nada sobre filosofía o sobre la India, señor. Solo dónde vive, si es que tiene un lugar en el que vivir. Ahora bien, ha dicho usted Woodstock. ¿En qué estado se encuentra Woodstock?
HOFFMAN: Es un estado mental, se encuentra en mi mente y en la de mis hermanos y hermanas. Es una conspiración.
[…]
WEINGLASS: ¿Puede decirle al Tribunal y al jurado su edad actual?
HOFFMAN: 33 años. Soy un hijo de los 60.
WEINGLASS: ¿Cuándo nació?
HOFFMAN: Psicológicamente, en 1960.
[…]
WEINGLASS: ¿Puede decirle al Tribunal y al jurado cuál es su actual ocupación?
HOFFMAN: Soy un revolucionario cultural. Bueno, la verdad es que soy acusado… a tiempo completo.

[Declaración de Abbie Hoffman ante el tribunal encargado de juzgar la ‘conspiración de Chicago’, 15 de octubre de 1969. Voices of the Chicago Eight. A generation on Trial – Tom Hayden et alii] 

* * *



Fred Weintraub, el ejecutivo de la Warner Brothers responsable de la película de Woodstock, me dijo que el estudio había tomado conscientemente la decisión de “purgar” en la versión final todo lo que oliese a política. En la pantalla no podían verse las enfermerías o aparecer los radicales.
[…] Fred no era tonto. Había luchado en las montañas con Castro, e incluso pasado algún tiempo en las cárceles de Batista. Ahora trabajaba para la Warner Brothers. Así que, mientras mi libro [Woodstock Nation] retrataba Woodstock como un grito de batalla para legalizar la hierba, detener la guerra y enfrentarse a una cultura decadente, la película se dedicaba a ensalzar el poder de la música rock y la corrección del capitalismo. Solo ex-radicales como Fred Weintraub, Jann Wenner, que había echado los dientes en Ramparts, y Bill Graham, que empezó trabajando en la San Francisco Mime Troupe, eran lo bastante listos para darse cuenta, tan temprano, de que la música rock podía desempeñar un papel político importante. Eran dignos adversarios en la lucha por los corazones y las mentes de los jóvenes, y triunfaron con facilidad en la guerra iconográfica de Woodstock.
Por supuesto que el rock como revolución era una de las mayores ficciones de la época. Su elevada energía te hacía sudar, te ponía todo cachondo y cabreado. Te hacía sentir parte de algo muy grande. Pero no era una revolución. Las revoluciones no se diseñan en los estudios de la industria de la comunicación. Esto es lo que se llama un buen negocio, y el contenido de la revolución nunca puede ser un buen negocio, aunque sí puede serlo su forma. Mick Jagger puede cantar todo lo que quiera sobre la lucha en las calles; tiene talento y está dotado para el escándalo. Pero probablemente inspiró a más jóvenes a que se hicieran millonarios que a derribar el sistema. Solo haciendo un montón de pasta podían siquiera soñar con alcanzar el estilo de vida de los Stones. El amor al chocolate te convierte en fuera de la ley; el amor al rock solo te convierte en un buen consumidor. Solo era “revolucionario” porque nosotros decíamos que lo era.

[Soon to be a Major Motion Picture – Abbie Hoffman]


ALGUNOS PIONEROS: MARSHALL MCLUHAN & LOS HERMANOS MARX





Los yippies somos marxistas. Seguimos la tradición revolucionaria de Groucho, Chico, Harpo y Karl.
Lo que los yippies hemos aprendido de Karl Marx (el más notorio agitador comunista, barbudo, melenudo y hippie) es que debemos crear un mito espectacular en torno a la revolución.
Karl escribió y cantó su propio disco de rock, y lo llamó 'El manifiesto comunista'.
'El manifiesto comunista' es una canción que ha derrocado gobiernos.

['Do it!. Escenarios de la Revolución' - Jerry Rubin]

Tras tres mil años de explosión mediante tecnologías mecánicas y fragmentarias, el mundo occidental ha entrado en implosión. En las edades mecánicas extendimos nuestro cuerpo en el espacio. Hoy, tras más de un siglo de tecnología eléctrica, hemos extendido nuestro sistema nervioso central hasta abarcar todo el globo, aboliendo tiempo y espacio, al menos en cuanto a este planeta se refiere. Nos estamos acercando rápidamente a la fase final de las extensiones del hombre: la simulación tecnológica de la conciencia, por la cual los procesos creativos del conocimiento se extenderán, colectiva y corporativamente, al conjunto de la sociedad humana, de un modo muy parecido a como ya hemos extendido nuestros sentidos y nervios con los diversos medios de comunicación. Que la extensión de la conciencia, que tanto buscaron los anunciantes de determinados productos, sea «algo bueno» es una cuestión que no admite sino una amplia respuesta. Difícilmente podrían tratarse las cuestiones sobre las extensiones del hombre sin considerarlas todas a la vez. Cualquier extensión, sea de la piel, de la mano o del pie, afecta a todo el complejo psíquico y social. 

[Comprender los medios de comunicación – Marshall McLuhan] 



viernes, 7 de octubre de 2011

ALGUNOS PIONEROS: W. C FIELDS & LENNY BRUCE



GrandPa Yippie: W. C. Fields




Uncle Yippie: Lenny Bruce

 

El cómico Lenny Bruce (1925-1966): Un santo ateo - Patricio Pron


Excepto por un período de dos años durante su adolescencia en el que trabajó en una granja y por los tres años que sirvió en la Marina durante la Segunda Guerra Mundial, Lenny Bruce tuvo a lo largo de su vida un solo oficio, el de provocar mediante las palabras. El cómico, nacido el trece de octubre de 1925 en Wantagh, Nueva York, como Leonard Alfred Schneider, comprendió muy pronto el poder transformador de las palabras y el efecto liberador que algunas de ellas tenían cuando eran utilizadas en un escenario. "Es la supresión de la palabra la que le da su poder, su violencia y su vicio", dijo refiriéndose a todas ellas, pero en particular a aquellas que, como "cocksucker" y "fuck" le llevaron a ser conocido como "el comediante más sucio de los Estados Unidos", a la persecución policial, la proscripción tácita y finalmente a un más que probable suicidio. Los cuatro procesos por obscenidad que se llevaron en su contra entre 1961 y 1964 dejaron un saldo monstruoso de más de tres mil quinientas páginas de transcripciones, veintitrés abogados defensores, catorce abogados de la acusación y cuarenta y un jueces involucrados en diferentes instancias, pero también un ícono de la contracultura: el filósofo desobediente, el santo drogadicto, el cruzado contra la hipocresía, la víctima de un linchamiento que se hizo un hueco en el poema "Aullido" de Allen Ginsberg y en la portada de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de The Beatles y cuya lucha por la libertad de expresión contribuyó a moldear la cultura norteamericana tal como la conocemos hoy en día.

LA BESTIA ANDA SUELTA

Su impacto en ella hubiera sido nulo, sin embargo, de no haber sido porque Lenny Bruce utilizó la insensibilidad del público en los locales de striptease en los que trabajó tras abandonar el circuito amateur –en el que competía con el camarero que cantaba "Sorrento" hasta quedarse azul o con el que tocaba canciones patrióticas con una patata– para comprobar los límites de lo aceptable en comedia, y luego ir más allá. Mientras los críticos condenaban su utilización de palabras "sucias", el público comenzó a alentarlo a improvisar aún más, abandonando los retruécanos y otras formas convencionales de humor; así, Bruce fue desarrollando un estilo más y más personal basado en la libre asociación y la alternancia de expresiones yiddish con la jerga de los músicos de jazz y de los bajos fondos, en una renuncia explícita al uso anglosajón y protestante del idioma. Su inconformismo, que compartía espíritu con el de escritores como Jack Kerouac y Allen Ginsberg, y su fraseo, que recordaba al del bebop, encontraron su audiencia más sensible en San Francisco, la capital del movimiento "beat". Su aguda percepción de la hipocresía de la sociedad de su tiempo, que lo llevaba a abordar tópicos como el temor al comunismo, la segregación racial, la religión organizada y la persecución de la sexualidad y el consumo de marihuana, lo convirtieron en alguien "hip". Su reacción fue típica: radicalizar su pensamiento aún más hasta hacer de la provocación un estilo.
 

 


QUÉ ES EL TEATRO DE GUERRILLA (I)




Este uso del teatro como medio para la protesta política había sido teorizado por Ron Davis en un manifiesto de mayo de 1965: Guerrilla Theater. El título, que conocerá el éxito más allá de las fronteras americanas, había sido sugerido por Peter Berg, impetuoso y genial miembro de la compañía, a la que pertenecía desde hacía un año, y cuya cultura política y agudeza crítica constituyen uno de sus elementos motores. [...] "Teatro guerrilla” o cómo movilizar el teatro y a los artistas en torno a la idea del cambio político y social. El manifiesto propone un programa en tres puntos: enseñar el cambio y ser uno mismo ejemplo de él; retomar la visión brechtiana del teatro –el arte sirve siempre, consciente o inconscientemente, a fines políticos-; la compañía, en cuanto grupo, debe ser un modelo del cambio en el que cree. Para cumplir con dicho programa, formar parte de la Mime Troupe implica formarse políticamente y aceptar que la compañía muestre su proximidad a ciertas organizaciones políticas. Ron Davis no duda en abrir las puertas de los locales de la Mime Troupe a los SDS, al colectivo de cineastas y fotógrafos independientes Newsreel, a la New School, proyecto de universidad libre que responde a las reivindicaciones del Free Speech Movement, ni tampoco en participar en ella concretamente con el curso que ofrece en 1964, titulado… arte y política.

Ron Davis, que simpatiza con la revolución cubana, no duda tampoco en referirse al Che Guevara y a sus técnicas de guerrilla: estar equipado de tal forma que uno pueda retirarse lo más rápido posible, elegir el terreno de ataque… Un escenario que se instala rápidamente –algunas tablas y un telón pintado por los propios actores-, los parques como terreno de juego y una compañía de artistas politizados que entra en acción / actúa (el inglés utiliza el verbo to act para significar “hacer teatro”) como la vanguardia de la revolución cultural que vendrá.

[Los Diggers. Revolución y contracultura en San Francisco (1966-1968) - Alice Gaillard]

jueves, 6 de octubre de 2011

YIPPIE, LA PELÍCULA (1968)

Tras las manifestaciones contra la Convención Demócrata de Chicago en el año 1968, el ayuntamiento filmó una pantomima a la que dio el título de What Trees Did They Plant? (¿Qué árboles plantan?). Las emisoras de televisión que emitieron la película se vieron obligadas por ley a ofrecer el mismo tiempo de programación a aquellos que defendían una posición diferente. Uno de los grupos implicados fue el Youth International Party o Yippies, que presentó el siguiente cortometraje como respuesta. Paul Krassner se encargó de escribir el guión y Abbie Hoffman de producirlo y dirigirlo.






AQUÍ puede verse una versión alternativa de la película y, desde AQUÍ, descargarse.

Y ABBIE DIJO... ¡YIPPIE! (ENTRE OTRAS COSAS)



P.- ¿Recuerda lo que dijo el Sr. Hoffman en el transcurso de la conversación?

R.- Yippie... entre otras cosas. Dijo que la política se había convertido en teatro y magia; que la manipulación de la imagen a través de los medios de comunicación era lo que estaba confundiendo e hipnotizando a los americanos hasta hacerles aceptar una guerra en la que, en realidad, no creían; que la gente vivía de un modo que resultaba intolerable para los jóvenes; un tipo de vida que implicaba brutalidad y violencia policial, así como también violencia a mayor escala en Vietnam, y que lo que nosotros, por nuestra parte, podíamos hacer era reunirnos en Chicago e invitar a maestros a dar su punto de vista sobre lo que no funcionaba bien en este planeta, sobre lo que podíamos hacer para acabar con la guerra del Vietnam; a exponer distintas ideas para conseguir que la sociedad fuera más sagrada y menos comercial, menos materialista; lo que podíamos hacer para elevar o mejorar la calidad de la trampa en la que nos sentíamos cogidos a medida que la población crecía y la política se volvía más y más violenta y caótica.

[Testimonio en Chicago - Allen Ginsberg]

LOS YIPPIES NO EXISTEN



"La gente, incluso algunos camaradas del movimiento contra la guerra, decía: 'Sois un no-grupo. No existís'. Cuando los periodistas nos acusaban de lo mismo, respondíamos: 'Tenéis razón. Esto es magia. Sencillamente ocurre. Sencillamente, nos alzamos desde las cloacas".

[Soon to be a Major Motion Picture - Abbie Hoffman]

In the Time of Job when Mammon was a Yippie



In the time of Job when Joseph was a chippy
All the sons of Pharaoh's were kings
The word was passed around
that Mammon was a yippie
And papin had to learn a few things

First there was a light coming out
from Moses
And Abraham was playing the stooge
With pilot on the right and Mary and her roses
Had a reputation to lose

Oh my dozy rosie eyes
Screw me I'm a tuba
Free as a beanstalk
Coogan flipped for, get down on your knees and love,
and love the man

Mary said to Joe there ain't no play
that's easy
You want to see them fall for the tricks
All we got to do is let them take it easy
And make like he's working for kicks

When they know Job got up, the boss is in Ginea
Knew they had a fish on the hook
Went calling all the boys
And sold them the idea
To write the story down in a book

Oh my dozy rosie eyes
Screw me I'm a tuba
Free as a beanstalk
Coogan flipped for, get down on your knees and love,
and love the man

repeat