lunes, 21 de mayo de 2012

CINEMATEKO: 'Del Poder' de Zaván

 
La UPCA y la Comisión de Política de la A. P. de Carabanchel te invitan a la proyección y posterior debate sobre Del Poder, una película de Zaván. 1 de junio, a las 21:00 H. ESLA EKO. C/ Ánade, 10. <M> Oporto.

EL CONTENIDO (NO LA FORMA)
LO GENERAL (NO LO CONCRETO)
LO LEGÍTIMO (NO LO LEGAL)
PODER DEL PUEBLO (NO PUEBLO DEL PODER)
RESISTENCIA (NO VIOLENCIA)
Génova, julio de 2001: Cumbre del G8. Una vez más, la península italiana se revela como el laboratorio de la contra-insurgencia en el territorio europeo. Tácitamente, el Poder establece el Estado de Excepción. Se suspende el tratado de Schengen, se restringen la libertad de expresión, de prensa, de movimientos. Se reconfigura el espacio urbano para facilitar la acción represiva de las fuerzas del orden: la llamada ‘zona roja’, donde se reúnen los poderosos de la tierra, queda protegida por murallas y defendida por la policía y el ejército. En la manifestación del día 20, el joven Carlo Giuliani cae abatido por los disparos de un carabinero. Para el movimiento altermundista, su muerte supondrá en cierto modo lo que las bombas de la Piazza Fontana habían sido para los autónomos de treinta años atrás.
A partir de grabaciones procedentes de las más diversas fuentes, Del Poder nos hace revivir aquellos hechos, de modo que las imágenes de ese pasado reciente nos ayuden a comprender el presente.

Premios y Festivales
 Premio “Fernando Quiñones” al mejor documental de contenido social (43o Festival Alcances 2011)
 Mención de Honor Documental Social (28o Festival de Cine de Bogota 2011)
 8o.DOCUMENTAMADRID Festival Internacional de Documentales de Madrid – España 2011.
 6o.FIFI – Internacional de Films Independiente – Francia
 43a.ALCANCES Muestra Cinematográfica del Atlántico – España 2011.
 6o.DOCKANEMA, Festival do Filme Documentario, Mozambique
 6o.DOCSDF Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México 2011.
 14o.Istanbul International 1001 Documentary Film Festival, Turquía 2011
 28o.FESTIVAL DE CINE DE BOGOTA – Colombia 2011.
 11th VISCULT, Festival of Visual Culture – Finlandia 2011.
 10o.EXILE, International Exile Film Festival – Suecia 2011.
 18o.FICVALDIVIA, Festival Internacional de Cine – Chile.
 DOCUMENT 9 – International Human Rights Documentary Film Festival – Reino Unido 2011.
 35a.MOSTRA Internacional de Cinema Sao Paulo, Brasil.
 ANUU-RU ABORO Festival Internacional de Cine de los Pueblos – Nouvelle-Caledonie 2011.
 11o ESCALES DOCUMENTAIRES – Festival International du Documentaire de Creation de la Rochelle – France 2011.
 12. DHAKA INTERNATIONAL FILM FESTIVAL

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12M / 15M Reload: vídeo de la mesa redonda.

El viernes 18 de Mayo se celebró una mesa redonda de análisis del 15M promovida por la comisión de Política y la Universidad Popular de la asamblea de Carabanchel y que tuvo lugar en el centro que tiene en la calle Anade Nº 10 (El Eko) en la que participaron :

  • Yayo Herrero, ecofeminista de Ecologistas en Acción
  • Raúl Sánchez Cedillo, de la Universidad Nómada y Atravesad*s por la cultura
  • Germán Cano, filósofo
  • Montserrat Galcerán, militante social, ensayista y profesora de Filosofía de la Universidad Complutense
Posteriormente  varias compañeras intervinieron, exponiendo su opinión o haciendo preguntas a las ponentes, creemos que fue muy educativo y constructivo.

Podéis tener acceso al streaming que se realizo en esta dirección:

http://bambuser.com/channel/asambleacarabanchel

Enlace corto para difundir en redes: http://linuca.org/link/?l15746

miércoles, 16 de mayo de 2012

12M15M Reload



Mesa redonda de análisis del 15M para el 18 de mayo

El Eko (Calle del Ánade, 10) <M> Oporto

La Asamblea de Carabanchel, su comisión de Políticas y la Universidad Popular de Carabanchel tienen el gusto de invitaros a la mesa redonda y debate que tendrá lugar en El Eko (calle del Ánade, 10) el viernes 18 de mayo a las 20:00 horas. Esta mesa redonda contará con cuatro expertos que han vivido muy de cerca todo lo acontecido en relación al movimiento 15M en su primer año de vida.

  • Yayo Herrero, ecofeminista de Ecologistas en Acción
  • Raúl Sánchez Cedillo, de la Universidad Nómada y Atravesad*s por la cultura
  • Germán Cano, filósofo
  • Montserrat Galcerán, militante social, ensayista y profesora de Filosofía de la Universidad Complutense

El acto, encuadrado dentro de las actividades con motivo del aniversario del 15M, pretende valorar, criticar y considerar el futuro del movimiento.


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martes, 15 de mayo de 2012

"Desde el pensamiento ecofeminista anticapitalista se defiende que el sistema socioeconómico toma la forma de un iceberg" - Entrevista a Yayo Herrero

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30/11/2011
En los paises francofonos no existe mucha literatura sobre el écofeminismo y la poco que existe es el ecofeminismo espiritualista y por otro lado, incluso en los sectores écologista radicales, se mira con mucha desconfianza la corriente ecofeminista y el ecofeminismo. Ven en este incipiente movimiento una vuelta mistica a la tierra por un lado y por otro no comparten la idea que por el simple hecho de ser mujer hay una relación más directa y diferente a la naturaleza.
Para aclararnos un poco, nos hemos entrevistado con Yayo Herrero, profesora dela Universidad Nacional de Educación a Distancia Y co-coordinadora de Ecologistas en Acción.

P. Qué es el ecofeminismo y cual es su historia ?

El ecofeminismo es un movimiento amplio de mujeres que nace de la conciencia de este doble sometimiento, y de la creencia en que las luchas contra ambos, el ecologismo y el feminismo, contienen las claves de la dignidad humana y de la sostenibilidad en equidad.

Los movimientos de defensa de la tierra han tenido y tienen entre sus activistas a muchas mujeres. Es conocido el protagonismo de mujeres en el movimiento Chipko en defensa de los bosques, en el movimiento contra las presas del río Narmada en India, en la lucha contra los residuos tóxicos del Love Canal, origen del movimiento por la justicia ambiental en EEUU, como también lo es su presencia en movimientos locales de defensa de terrenos comunales, en las luchas por el espacio público urbano o por la salubridad de los alimentos. En el caso de muchas mujeres pobres, su ecologismo es el ecologismo de quienes dependen directamente de un ambiente protegido para poder vivir.


A mediados del siglo pasado el primer ecofeminismo discutió las jerarquías que establece el pensamiento occidental, revalorizando los términos de la dicotomía antes despreciados: mujer y naturaleza. La cultura protagonizada por los hombres ha desencadenado guerras genocidas, devastamiento y envenenamiento de territorios, gobiernos despóticos. Las primeras ecofeministas denunciaron los efectos de la tecnociencia en la salud de las mujeres y se enfrentaron al militarismo y a la degradación ambiental, comprendiendo estos como manifestaciones de una cultura sexista. Petra Kelly es una de sus representantes.

lunes, 14 de mayo de 2012

Los arrebatos “justicieros” del poder político - Montserrat Galcerán

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07-07-2010

Dicen algunos filósofos que un reparto es “justo” cuando, si se hubiera hecho de otra forma, el peor parado no hubiera salido peor. Apliquémoslo al actual reparto de los costes de la crisis, ¿a nadie se le ocurre ninguna otra forma de repartirla en la que los peor parados no hubieran salido peor? A mí se me ocurren varias: que los autores de los desmanes financieros indemnizaran a la sociedad; que promediáramos los sueldos, incluidos los de los políticos; que introdujéramos una renta básica y algunos otros. Pero para ello hace falta cambiar no sólo el concepto de justicia sino la concepción del Estado protector del “bien común”.

La lógica del Estado de Derecho parte del supuesto de que ciudadanos individuales ceden la salvaguardia de sus derechos civiles a los poderes del Estado. No contempla la existencia de situaciones compartidas que favorecen el que los ciudadanos se asocien configurando fuerzas sociales, a no ser en el caso de las asociaciones empresariales o en los partidos políticos. Pero la realidad indica que este individualismo no es más que el mascarón de proa de un proceso de desarticulación de las fuerzas colectivas o de dominación, que sufrimos por parte de grupos o colectivos más poderosos. El que éstos sean anónimos, como por ejemplo los mal llamados “mercados financieros”, no implica que no operen como poderes colectivos integrados por una pléyade de agencias y empresas con un gran poder.

Para ilustrar esa complejidad, tomemos como ejemplo la huelga del metro de Madrid. El convenio en vigor, pactado en junio de 2009, contemplaba un aumento de unos 109 euros (primas incluidas). Para 2010 se preveía una subida semejante. De aplicarse el arrebato justiciero de la Comunidad de Madrid, que es al tiempo la empresa, el convenio se rompería unilateralmente por decisión empresarial-política. ¿Cabe mayor ejercicio de despotismo político-económico?

Me pregunto qué habría ocurrido si los trabajadores hubieran ampliado unilateralmente sus vacaciones porque les resultan demasiado cortas. Si los trabajadores no pueden (ni deben) romper los acuerdos ¿por qué puede romperlos la parte empresarial, aún siendo a la vez la representación política de los ciudadanos de la Comunidad?, ¿le hemos dado algún poder especial a la Sra. presidenta para que sancione a los trabajadores bajo el ardid de que pretende defendernos?, ¿compartimos acaso su concepción sesgada de lo que es justicia?

Este ejemplo sirve para mostrar lo peligroso de tratarnos como individuos aislados, súbditos de un poder que sedicentemente mira por nuestro bienestar; no somos particulares perdidas en una masa amorfa, sino que estamos integradas en colectivos con capacidad de negociación, cuyos acuerdos deben valer como “normas de obligado cumplimiento”. Especialmente cuando son acuerdos tomados en un proceso público de negociación cuyas formas democráticas permiten la participación de los implicados.

Y esto es importante. Porque el objetivo de las luchas y conflictos que se avecinan no debería ser sólo el de mantener el nivel de los ingresos –con todo lo importante que es esta cuestión– sino construir una capacidad colectiva que nos permita hacer respetar la legalidad de los acuerdos y el mantenimiento de los derechos sociales.

El “interés común” incluye los derechos individuales y sociales de las personas, derechos conquistados en el pasado, incluye el respeto a las libertades individuales e incluye el respeto a los acuerdos negociados. Un poder político que comete ilegalidades, aunque las considere “justas”, es un atentado contra los ciudadanos y en ningún caso una salvaguardia del “bienestar común”, más bien una amenaza.

sábado, 12 de mayo de 2012

Hacia nuevas creaciones políticas. Movimientos, instituciones, nueva militancia - Raúl Sánchez Cedillo (2007)

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Un conjunto de síntomas recurrentes nos obliga, de nuevo, a imaginar, recordar, proyectar y construir instituciones. Las fechas que señalan los acontecimientos pueden servirnos de brújula para entender el carácter de necesidad que presenta la cuestión de la creación institucional, en particular en el espacio político europeo: el 1 de enero de 1994, cuando el EZLN se levantó en armas contra el gobierno mexicano y contra el poder neoliberal en el mundo. Son ya más de 13 años los que han pasado desde aquel acontecimiento decisivo para la salida de los que Félix Guattari denominara «años de invierno». Más cercanas en el tiempo están las jornadas de Génova, los 20-22 de julio de 2001, que sin duda marcaron un punto de inflexión en la capacidad de creación política del llamado movimiento de movimientos. La declaración de guerra al movimiento por parte del G8 (vía el gobierno Berlusconi) y, en el mismo año, la instalación del régimen de guerra global tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, pusieron punto y final al espacio político democrático que el movimiento global estaba construyendo y que tuvo en Seattle, el 30 de noviembre de 1999, su acontecimiento fundador. Como sabemos, el movimiento contra la guerra en Irak fue calificado por el New York Times, como la «segunda potencia mundial», pero esta vez se trataba de la potencia de la opinión pública, de un nuevo polo de influencia en las «democracias de opinión», es decir, de una potencia domesticada, neutralizada. Han pasado seis años desde entonces, y el espacio político in nuce que prefiguraban los movimientos, y que hasta ahora tan sólo experiencias como el Euromayday han conseguido mantener abierto, parece cerrarse a pasos agigantados, sobre todo desde que, paradójicamente, el rechazo del TCE por parte de las y los votantes en Francia y Holanda reforzase el carácter no democrático, puramente confederal e intergubernamental, de la construcción europea, Sarkozy docet.
Así, pues, impotencia política, debilidad organizativa y disipación de la subjetividad o, dicho de otra manera, crisis de la producción de subjetividad, de su consistencia y de su autoorganización. Tales parecen ser los rasgos centrales de la crisis de la forma movimiento en el territorio europeo, lo que se traduce en buena medida en su incapacidad, en primer lugar, para construir batallas locales y regionales que expresen relaciones de fuerza, en particular en el terreno de la precarización de la renta y de los derechos sociales, y en términos generales en la lucha contra una governance íntimanente ligada a la movilización general productiva, al workfare y al warfare que informa hoy las «políticas sociales» y las relaciones laborales en el continente cuyo centro de gravedad es la Unión europea. Éste es el drama de las expresiones políticas que ven en la experiencia de la precariedad un foco de subjetivación política general y un terreno de reinvención de la lucha de clases adecuada a la hegemonía de lo que se ha venido denominando «capitalismo cognitivo». Pero en segundo lugar se traduce en el empobrecimiento tendencial de la creación política y de sus dimensiones de enunciación (discursiva-significante, poética, tecnomaquínica, institucional). No creo que suponga una exageración la siguiente afirmación: las promesas y los primeros ensayos de fauve renouveau han cedido el protagonismo, hasta nueva orden, al sentido común populista y conformista, así como a su opuesto simétrico, el sectarismo ideológico presa del delirio de binarización total, rasgos ambos de una vieja política de la «resistencia» y de las «amplias alianzas», vieja ferralla de la época del socialismo como (poder de) gestión alternativa de la relación de capital. Un corte transversal de las distintas «familias» o polaridades que compusieron el «movimiento de movimientos» en Europa puede confirmarnos, con extraordinarias excepciones, esta situación difícil de confesar y de plantear como problema público.
Con arreglo a este breve apunte de «coyuntura», ¿qué utilidad, o qué fuerza heurística puede ofrecernos la temática de las instituciones, de su creación y/o destitución? No poca, sobre todo si somos capaces de circunscribir problemas concretos en situaciones concretas y actuales, al mismo tiempo que enmarcamos y contextualizamos el inmenso acervo de la crítica y de la teoría de las instituciones en la coyuntura presente, marcada por la neutralización de la potencia constituyente de los movimientos de lucha, y en un medio en el que la vida es tan política como productiva, de tal suerte que sólo formalmente podemos establecer distinciones entre la politización de la existencia de individuos y colectivos y las matrices de nueva potencia productiva (fuera de y/o contra el valor-medida), o bien, desde el punto de vista de la capacidad de captura y control de las singularidades cooperantes, las tecnologías y dispositivos del biopoder en red sólo pueden determinar secuencias de valor económico con arreglo a una relación social entre sujetos, entre individuos creativos, capaces de afectarse unos a otros, de ejercer un poder (y por ende una modificación de su actitud) de unos sobre otros, con arreglo a relaciones móviles y dentro de una abertura espacio temporal, la del mercado generalizado de las formas de vida, que es también la dimensión, decisiva, del proyecto, en el que todas las competencias del sujeto deben concatenarse para realizar, en la finitud del espacio y del tiempo, los objetivos de autovalorización de sí mismo. En este sentido, la forma individuo resulta tan esencial para esta ontología neoliberal de la producción y del gobierno como su riqueza de relaciones, interacciones, experiencias, etc. Cabe plantear la hipótesis de que, para este individuo productivo, el régimen de guerra en tanto que elemento de su mundo de la vida funciona, dentro de determinados parámetros de estabilidad de su vida, como un cúmulo de riesgos e incertidumbres, de déficit de información, de miedo y esperanza, ciertamente, pero también como un acicate para su rendimiento en la red de la movilización total productiva, como una constante confirmación de la finitud y  la fragilidad de su proyecto de sí mismo.

Los espectros del 15-M - Germán Cano

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El veredicto se ha pronunciado: el 15-M necesita mejorar, no progresa adecuadamente. Insuficientemente socialdemócrata, insuficientemente revolucionario, insuficientemente liberal, el movimiento parece ser un niño siempre en falta. Esta impaciencia es compartida tanto por la derecha como por parte de la izquierda, aunque por diferentes razones. Allí donde el evangelio neoliberal, asentado en el supuesto fin de la historia, observa una mera protesta afectiva, una suerte de grito impotente frente a una realidad estructuralmente correcta, el discurso supuestamente revolucionario se impacienta por unos ensayos que se demoran en un experimentalismo estéril sin conducir a ninguna meta. En el fondo, para ambas posiciones críticas, el 15-M se definiría por ser una negatividad condenada a la frustración al ser incapaz de articularse en guión histórico alguno: una indignación sin gramática, mero contenido sin forma, un acontecimiento simplemente emocional, que diría Zygmunt Bauman.
El debate sobre la mayoría o minoría de edad política del 15-M, su supuesta madurez o infantilismo, ha sido recurrente en este último año. Sin embargo, ¿hasta qué punto se pierde en él lo más importante: el análisis de lo ocurrido, una clarificación de su dimensión utópica justo en su lenguaje más concreto? En este punto es donde a veces se tiene la sensación de que una excesiva carga melancólica respecto a los viejos ideales perdidos o una fatal fascinación por el “fin de la historia” impiden acercarse de forma más desprejuiciada al fenómeno.
En realidad, pocas veces en los últimos tiempos se ha manifestado de forma tan rotunda la dimensión “espectral” de un fenómeno político como con ocasión del 15-M. Tan pronto apareció el fantasma, los medios y la clase política no tardaron en mostrar su perplejidad y reaccionar con cómodas categorías a aquello que estaba ocurriendo. Pero cuanto más se resistía el incipiente “movimiento” a utilizar las viejas consignas, más incertidumbre y ansiedad se generaban en el campo social ya estructurado. 
Sintomática fue la reacción histérica de algunos grupos de presión que, ante su falta de definición y programa, no tardaron en proyectar sintomáticamente sus miedos y angustias más profundos (“Tercera República”, “chusma juvenil”, “rebelión de esclavos adocenados”, “populismo demagógico”, “resentimiento de masas”) sobre el nuevo campo de fuerzas que se abría. Desde este ángulo resulta muy interesante estudiar la lista de espectros del 15-M como proyección de diferentes imaginarios sociales ligados a una larga represión de la discusión política. A través de ellos, muchas coordenadas ideológicas hasta ahora “durmientes” quedaron retratadas con una claridad hasta ahora insospechada. Este carácter espectral del 15-M sirvió en Madrid y Barcelona como un catalizador susceptible de desnudar y llevar a la superficie actos reflejos cercanos al autoritarismo que permanecían latentes.  

viernes, 4 de mayo de 2012

La política paralizada por el miedo - Germán Cano

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El País, 13 de mayo de 2011

Existe una crisis de la indignación? Con ocasión de la publicación del pequeño ensayo ¡Indignaos!, del antiguo miembro de la Resistencia francesa, Stéphane Hessel, todo un best seller en su país, algunos medios de comunicación nacionales han reflexionado sobre la presunta atonía de la sociedad española. Sin embargo, al margen de la comparación, la pregunta apunta a un problema aún más acuciante: ¿ha perdido la izquierda, en detrimento de la derecha, su capacidad de movilizar la fuerza de la indignación, ese elemento necesario del compromiso ciudadano?

A la vista de esta cuestión, ciertos acontecimientos como el resurgir de la ultraderecha en toda Europa, la movilización del Tea Party en Estados Unidos o las altas expectativas electorales creadas por Marine Le Pen en las últimas elecciones cantonales francesas revelan un inquietante fenómeno: parece como si en momentos de crisis solo la derecha tuviera la capacidad de canalizar la afectividad política, mientras que la izquierda solo supiera administrar.

¿Por qué cada vez más ocurren rebeliones y protestas violentas carentes de todo mensaje ideológico y basadas en un vago resentimiento? Posiblemente, porque hoy, en nuestro marco pospolítico y posideológico, la indignación no acierta a invertir sus movimientos reflejos en un marco narrativo inteligible. Al carecer de una cartografía cognitiva, la cólera explota en un acto políticamente sin sentido, tan ciego que atenta a veces incluso contra su propio perpetrador.

Es aquí donde, salvando ciertas distancias, resulta pertinente volver la mirada a ese singular laboratorio de crisis que fue la República de Weimar. De ese escenario, en el que Hitler supo sacar ventaja buscando chivos expiatorios, actualmente el neopopulismo derechista extrae sus oportunistas lecciones. Una de ellas es no temer caer en flagrantes incoherencias con tal de jugar en todos los tableros. No en vano Jean-Marie Le Pen se definía como un político que se encontraba "socialmente a la izquierda, económicamente a la derecha y, siempre, con Francia en el centro de sus pensamientos".