[En la mejor tradición surrealista, los situacionistas consideraban que determinadas diferencias de pareceres solo podían resolverse de forma civilizada; es decir, sirviéndose del arte del improperio y, llegado el momento, con un buen manojo de hostias. Lo que sigue es una carta escrita por Gianfranco Sanguinetti en nombre de la sección italiana de la IS, cuyos destinatarios eran los editores de la casa Feltrinelli. El texto está incluido en internazionale situazionista. Textos completos de la sección italiana de la Internacional Situacionista (1969-1972), un volumen prologado por Miguel Amorós y traducido por Diego L. Sanromán]
La
Internacional situacionista a G. P. Brega
Copia
para Del Bo, director de los archivos del Instituto Feltrinelli
Milán,
14 de febrero de 1972
Pobre
gilipollas,
Hemos
leído tu carta a Debord.
Nos
complace que te haya irritado.
Constatamos
igualmente cómo te vanaglorias del relativo e irrisorio aumento de poder que el
relativo y completamente ridículo “exilio” de tu patrón te permite haber
alcanzado en la editorial.
Puesto
que un agente de Feltrinelli no puede ser más que un mentiroso, tus embarazosas
pseudo-correcciones a propósito de Sobre
la miseria en el medio estudiantil no merecen respuesta alguna (pero hay no
pocos extremistas que aún se acuerdan de tu digno compadre Nanni Balestrini, el
mismo que hoy se jacta, siempre que tiene ocasión, de “quererlo todo”, pero
que, a comienzos de 1968, se contentaba con mendigar miserablemente, pero sin
descanso, alrededor de ellos para asegurarse los ingresos de la venta “underground”
de nuestro panfleto).
Confirmas,
por otro lado, toda la temeraria inutilidad de tus mentiras cuando pretendes
que tu patrón no ha sido jamás estalinista. Pedazo de mierda, desearías estar
en la posición de Stalin para establecer en
solitario la definición canónica de las palabras. En tu opinión,
Feltrinelli no sería un estalinista; ni tampoco Dubcek, ni Kadar, ni Arthur
London, ni Castro, ni Mao. ¡Según la misma lógica, Brega, tú mismo no serías ni
un cerdo ni un imbécil! Comprendemos tu interés al respecto, pero ¡deja de
soñar!
Por
otro lado, si no fueras todo lo ignorante que es preciso para ser director de
edición en Feltrinelli, sabrías que los documentos que atestiguan el
estalinismo de Feltrinelli y una parte de su comercio con el llamado partido
comunista están ya recogidos en el mismísimo Instituto Feltrinelli; sólo tienes
que pedirle a Del Bo que te los muestre.
Puedes,
sin embargo, estar seguro de algo: aunque Feltrinelli pagase a otros mil
gilipollas mil veces menos gilipollas que tú para propagar entre los jóvenes
revolucionarios su virginidad anti-estalinista postiza, no serviría de nada.
Así
que ¿cuándo tienes la intención de hacerte pagar por Feltrinelli para venir a
enseñarnos que Giangiacomo no es tu
patrón porque “es un revolucionario”? Intenta explicárselo a los trabajadores
de sus fábricas de papel y de todas las demás. Te equivocas, sanguijuela, si te
figuras que es más fácil, para Feltrinelli o para ti, engañarnos a nosotros que
engañar a los obreros. Y te equivocas dos veces si crees que los obreros de
Feltrinelli son como tú.
Hablas
de “enfermedad”, Brega; ¡ya te crees psiquiatra en Moscú! Pero eres mucho,
mucho más frágil. Y no estás en
absoluto fuera de nuestro alcance.
¡Eres
precisamente tú, el bofia, el que habla contra el copyright y los usos
burgueses! Pero es tu editorial la que ha jugado, como es habitual, a ese juego
jurídico burgués al solicitarnos los derechos de traducción. Pues bien: os los denegamos a causa de todo lo que
sois.
Si
nuestro desprecio te es indiferente, caraculo, no hacía falta pedirnos nada.
Por
lo que respecta a los revolucionarios, éstos han podido reproducir todo lo que
querían de los textos de la I. S., y nosotros jamás nos hemos opuesto en modo
alguno a las múltiples ediciones piratas de nuestros textos y de nuestros
libros en un buen número de países. Pero la editorial Feltrinelli ni siquiera
es digna de una edición pirata. Incluso vosotros, si, por otro lado, llegaseis
a ignorar nuestro rechazo, podéis estar seguros de que no recurriríamos a
ningún medio jurídico y burgués.
Es a
ti, Gian Piero Brega, puesto que has tenido la desfachatez de distinguirte con
esa carta, a quien consideramos personalmente
responsable de cualquier edición de nuestros textos por la editorial
Feltrinelli.
Y nos lo cobraremos de tu pellejo.
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