Como el falso barón Corvo o Aleister Crowley y otros muchos escritores británicos excéntricos, Alexander Trocchi (1925-1984) tuvo una vida mucho más rica que su obra. De orígenes italianos e hijo de un músico, nació en Glasgow en una familia donde la bohemia servía para esconder la miseria. Su juventud escocesa, en los duros años cuarenta y cincuenta del siglo XX, está bien descrita en su novela El joven Adán y en la que se basó el realizador Adam Mackenzie para hacer la película Joung Adam (2003).
En la novela, Trocchi cuenta la historia de un joven desarraigado que seduce a cada mujer que conoce gracias a que despierta sobre ellas una gran atracción erótica. El protagonista se sitúa por encima de las convenciones morales comunes, lo que le permite acometer todo tipo de excesos viviendo en un estado de falsa inocencia gracias a la hipocresía de su entorno, lo que le hace pensar que por lo menos él es más auténtico que ellos.
Y si el joven Adán, incapaz de soportar la intolerancia de la sociedad escocesa, huye a Londres, Trocchi, tras abandonar mujer y dos hijos, se traslada a París, en 1952. Allí frecuentará los ambientes del existencialismo y será un asiduo de los locales nocturnos del barrio latino. Para sobrevivir, trabaja en los más distintos oficios, escribe novelas pornográficas que firma con seudónimo, y publica una revista en inglés, Merlin, de la que se editaron siete números entre 1952-1954. Allí colaboraron, entre otros, Samuel Beckett, Jean Genet, Paul Eluard, Jean-Paul Sartre, Jean Genet y Henry Miller.
Como el falso barón Corvo o Aleister Crowley y otros muchos escritores británicos excéntricos, Alexander Trocchi (1925-1984) tuvo una vida mucho más rica que su obra. De orígenes italianos e hijo de un músico, nació en Glasgow en una familia donde la bohemia servía para esconder la miseria. Su juventud escocesa, en los duros años cuarenta y cincuenta del siglo XX, está bien descrita en su novela El joven Adán y en la que se basó el realizador Adam Mackenzie para hacer la película Joung Adam (2003).
En la novela, Trocchi cuenta la historia de un joven desarraigado que seduce a cada mujer que conoce gracias a que despierta sobre ellas una gran atracción erótica. El protagonista se sitúa por encima de las convenciones morales comunes, lo que le permite acometer todo tipo de excesos viviendo en un estado de falsa inocencia gracias a la hipocresía de su entorno, lo que le hace pensar que por lo menos él es más auténtico que ellos.
Y si el joven Adán, incapaz de soportar la
intolerancia de la sociedad escocesa, huye a Londres, Trocchi, tras abandonar
mujer y dos hijos, se traslada a París, en 1952. Allí frecuentará los ambientes
del existencialismo y será un asiduo de los locales nocturnos del barrio
latino. Para sobrevivir, trabaja en los más distintos oficios, escribe novelas
pornográficas que firma con seudónimo, y publica una revista en inglés, Merlin,
de la que se editaron siete números entre 1952-1954. Allí colaboraron, entre
otros, Samuel Beckett, Jean Genet, Paul Eluard, Jean-Paul Sartre, Jean Genet y
Henry Miller.
Pero si unos teorizan la transgresión y el exceso,
Trocchi lo practica desde un nihilismo que defiende la preponderancia
del juego sobre el trabajo, ve solo el lado amable de las drogas, y detesta la
ley y la moral común. Los conocidos cuentan que sus novelas pornográficas,
editadas por la Olympia press de Maurice Girodiashttp://en.wikipedia.org/wiki/Maurice_Girodias,
que también publicó la Lolita de Nabokov, a Genet, Burroughs, Durrell..., son
autobiográficas, lo mismo que sus experiencias con las drogas son reales.
Su dependencia de la heroína le conduce por la
senda de la incesante búsqueda de dinero a cualquier precio, incluidos los
sablazos a sus amistades y conocidos. París se empieza a hacer
irrespirable y Trocchi se marcha a Nueva York.
Vivirá en una gabarra anclada en el río Hudson
lo mismo que en su juventud escocesa vivió y trabajó en distintas barcazas
por los canales brumosos de Glasgow y Edimburgo. En 1960 publica El
libro de Caín.
El libro de Caín es una novela autobiográfica
que miente lo indispensable, ya que para su autor, la escritura debía rechazar
cualquier artificio literario y juzgarse únicamente en términos de vida
vivida para que fuese representativa de su época.
Esta novela es uno de los dos libros (el otro es
El almuerzo desnudo de William Burroughs) que pasó pagina a la
literatura sobre las drogas, que hasta entonces era deudora del concepto romántico
de Thomas de Quincey y sus Confesiones de un comedor de opio inglés.
Tanto Burroughs como Trocchi ven en la droga el
paradigma de nuestras sociedades. La heroína es la mercancía por excelencia que
se vende sola y la adicción representa la quintaesencia del consumidor
alienado.
Trocchi toma partido por Caín frente a Abel y con
su nihilismo amoral embiste contra una sociedad que detesta sin caer en falsos
victimismos. No son tiempos políticamente correctos y el escocés está dispuesto
a todo con tal de conseguir sus fines, incluido el prostituir a su
segunda mujer en Las Vegas. Como él mismo asegura, "el problema no es la
heroína, a pesar de todas esas cosas tan melodramáticas que se dicen sobre el
síndrome de abstinencia. Es el jinete pálido".
En todo caso, si de algo se abusa en El
libro de Caín es de intentar convertir en sinónimos heroinómano y
héroe. Pero la droga no es todo en esta novela. Trocchi quiere cierta distancia
para ver otras cosas y se aleja del escenario, el Nueva York marginal de finales
de los años cincuenta, para contarnos el conflicto emocional del protagonista y
alter ego suyo, Joe Necchi. Así nos habla de sus orígenes familiares, el sexo,
la homosexualidad o el desarraigo de todo ser perdido en la gran ciudad.
En Estados Unidos trafica con heroína a pequeña
escala, y acaba siendo detenido por la policía. Sus amigos europeos que
tras un intenso periodo de análisis teórico, publicaciones y expulsiones
recíprocas, habían dejado la Internacional Letrista y creado en 1965 la Internacional
Situacionista, menos "literaria" y más "política", lo
defienden y publican manifiestos en su defensa, y piden a Henry Miller que
interceda por él.
Conseguida la libertad condicional, Trocchi huye de
los Estados Unidos a través de Canadá y regresa a Europa.
De vuelta en Londres, Trocchi fundó un movimiento
sicodélico, el proyecto Sigma para unir las distintas
disidencias artísticas y culturales que preconizaban el uso del LSD y que por
entonces estaba tolerado. Coopera con Timothy Leary, Allen Ginsberg, Kenneth
White... Pero Debord los define cretinos místicos y los
expulsa de la Internacional Situacionista. Para Trocchi, que no deja de ser una
cabeza pensante del movimiento, significa un duro golpe.
Antes de ser olvidado y morir en Londres con 58
años a causa de un cáncer de pulmón, Trocchi escribió varias novelas. Una vez
más se cumplió la leyenda de la joven promesa perdida en el laberinto de
una rebeldía sin salida. Pero Trocchi, que desde luego no era pusilánime,
siempre rechazó la compasión de sus antiguas amistades. Incluso se encaraba a
quien le echaba en cara haber cambiado su talento literario por la heroína.
Para él se trataba de una libre elección que, por lo tanto, nadie podía juzgar.
El rescate del olvido llegó en 1991 con la aparición de una biografía suya, The making of a Monster de Andrew Murray Scott y la posterior reedición del Libro de Caín, prohibido en 1963, y el resto de una obra irregular que supo ver algunas claves de nuestro tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario