jueves, 3 de octubre de 2013
miércoles, 2 de octubre de 2013
Sin manual pero con pistas: Algunas trazas comunes en los procesos constituyentes andinos (Ven ezuela, Bolivia, Ecuador) - Iñigo Errejón

1. Introducción: las razones del interés por los procesos constituyentes andinos
La crisis económica en España parece haber abierto un
escenario que algunos caracterizan de
“crisis de régimen”, en tanto crisis orgánica general de una configuración
institucional, una articulación social,
un modelo económico y un relato cohesionador y generador de consentimiento de los sectores subordinados del
orden establecido. En un contexto de crecimiento
de la desconfianza y el rechazo a las élites tradicionales y de empobrecimiento generalizado, el ciclo de protestas de la crisis en
el sur de Europa ha supuesto una cierta apertura
de discusiones que parecían sepultadas por dos décadas de sedimentación de la ofensiva liberal-conservadora como sentido común de
época. Entre ellas figura en primer lugar
la cuestión del poder político y el Estado, y en ella se inscribe la propuesta
de activación de un proceso
constituyente, que ha ido ganando espacio e influencia, quizás por
su amplitud y la posibilidad de que se inscriban en ella distintos proyectos y concepciones del tipo de cambio político deseable y practicable.
La tímida pero incipiente discusión sobre un hipotético
proceso constituyente se produce en un
terreno cultural y teórico marcado por el repliegue de las ideas y los valores
de la izquierda ante la embestida
intelectual del neoliberalismo, así como por la ausencia de referencias de procesos de cambio político radical en
Europa desde las experiencias del largo 1968, que son hoy ciertamente de escasa
ayuda, y por la crisis de los espacios sociales y laborales, y las identidades que en ellos nacieron, para funcionar
como núcleos de un proceso constituyente.
Artículo completo
martes, 1 de octubre de 2013
Lo que asusta a Rajoy del ejemplo boliviano - Manuel Canelas e Íñigo Errejón

El lunes pasado, el presidente Evo Morales contestó de manera firme pero
tranquila a las airadas declaraciones del canciller español, José
Manuel Garcia-Margallo, quien, exhibiendo la misma nostalgia colonial
que en el caso de la nacionalización de Repsol por parte del Gobierno
argentino, lanzó amenazas poco veladas y advirtió que las mismas podrían
involucrar a los socios de la Unión Europea. Sin embargo, en su
respuesta Morales apuntó que si bien entendía la reacción del Gobierno
español, él tenía conocimiento que lo que demanda buena parte de la
ciudadanía en España es precisamente que se implementen medidas
similares a estas, de recuperación de la soberanía económica: “que los
servicios básicos no sean un negocio privado”. Y señaló también que, al
menos en su caso, “le daría miedo defender a una empresa que roba”.
El embajador español en Bolivia no ha querido ir a la zaga de la actitud de su canciller y ha tenido declaraciones poco apropiadas y que corresponden más bien a otros tiempos, en los cuales los embajadores de ciertos países, actuaban como procónsules enviados por la metrópoli. Lamentablemente el embajador no ha ofrecido una explicación convincente de por qué los planes de inversión consistentes de SABSA (Abertis) en los aeropuertos que gestionaban en Bolivia eran, en el mejor de los casos, inexistentes o cómo se entendía la paradoja de que el gerente de SABSA en el país ganase, por ejemplo, en marzo de 2012 12700 euros (casi diez veces más que el mismo presidente Evo) y la empresa adeudase, al mismo tiempo, grandes sumas de dinero a los trabajadores bolivianos. El sostenido crecimiento económico de los últimos años ha provocado un incremento de los flujos de comercio del país con el exterior; esto, más un aumento de la capacidad de consumo interno, ha provocado un aumento de la demanda de los desplazamientos por vía aérea. En gran medida por la falta de inversión de SABSA, los principales aeropuertos del país no han sabido responder de manera adecuada a este fenómeno. Según los trabajadores de la empresa, no se han producido las ampliaciones necesarias ni renovado los equipos para poder desarrollar un trabajo en mejores condiciones. Como en el caso de las empresas que gestionaban el suministro de electricidad, y antes con cementeras, telecomunicaciones o hidrocarburos, el Gobierno boliviano se limita a cumplir lo establecido en la Constitución aprobada por referéndum popular el 25 de enero de 2009. Para los viejos intereses coloniales, que los Estados de la periferia no se deban a nadie más que al mandato de la soberanía popular, que hagan cumplir la ley de forma igual para todos es ya una insubordinación que viven como auténtica agresión.
El embajador español en Bolivia no ha querido ir a la zaga de la actitud de su canciller y ha tenido declaraciones poco apropiadas y que corresponden más bien a otros tiempos, en los cuales los embajadores de ciertos países, actuaban como procónsules enviados por la metrópoli. Lamentablemente el embajador no ha ofrecido una explicación convincente de por qué los planes de inversión consistentes de SABSA (Abertis) en los aeropuertos que gestionaban en Bolivia eran, en el mejor de los casos, inexistentes o cómo se entendía la paradoja de que el gerente de SABSA en el país ganase, por ejemplo, en marzo de 2012 12700 euros (casi diez veces más que el mismo presidente Evo) y la empresa adeudase, al mismo tiempo, grandes sumas de dinero a los trabajadores bolivianos. El sostenido crecimiento económico de los últimos años ha provocado un incremento de los flujos de comercio del país con el exterior; esto, más un aumento de la capacidad de consumo interno, ha provocado un aumento de la demanda de los desplazamientos por vía aérea. En gran medida por la falta de inversión de SABSA, los principales aeropuertos del país no han sabido responder de manera adecuada a este fenómeno. Según los trabajadores de la empresa, no se han producido las ampliaciones necesarias ni renovado los equipos para poder desarrollar un trabajo en mejores condiciones. Como en el caso de las empresas que gestionaban el suministro de electricidad, y antes con cementeras, telecomunicaciones o hidrocarburos, el Gobierno boliviano se limita a cumplir lo establecido en la Constitución aprobada por referéndum popular el 25 de enero de 2009. Para los viejos intereses coloniales, que los Estados de la periferia no se deban a nadie más que al mandato de la soberanía popular, que hagan cumplir la ley de forma igual para todos es ya una insubordinación que viven como auténtica agresión.
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